Capítulo 14. Heather

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Apenas tuve el valor para sentarme hoy a desayunar con ellos, tras todo lo que pasó con Cassian anoche. Así que he hecho lo que mejor se me da: fingir el resto del día. No me sorprendió no encontrarlo entre los chicos cuando bajé del cuarto a la hora de comer, seguramente tuvo una noche tan larga como fue la mía. No probé bocado del desayuno ni del almuerzo y tampoco me importó que los gemelos me mirasen con cara de pocos amigos.

¿Acaso eso me importa?

No soy la chica que huye, soy del tipo que se queda para ver.

Me despojo de la ropa, dejándola a un lado de la piscina y dejando a relucir mi biquini rojo que deja poco que descubrir. Me hago un moño bajo antes de lanzarme al agua.

Cuidarás de mí y yo te tomaré.

Estoy perdiendo la puta cabeza, pero quiero que me tome. La forma en que me tocó hizo que pareciera que pensaba que en cualquier momento desaparecería, me hizo sentir viva.

—¿Te divertiste esta noche? —me sorprende la voz de Adler.

Según tengo entendido, él nunca pisa la piscina climatizada.

—Sí —lo desafío—. Mucho.

Salgo de la piscina, el agua deslizándose a través de mi cuerpo y por el biquini.

Sé que el despacho de Cassian se encuentra a escasos centímetros de aquí y que este dispone de un ventanal que le da la más perfecta vista de lo que ocurre en este momento, y en este instante, siento sus ojos puestos sobre mí.

—Eres menor de edad... Eres tan...

—¿Tan qué? ¿Una niña? ¡Tengo diecisiete putos años, Adler! —mascullo con un nudo en mi garganta—. Y llevo sin ser virgen desde los trece putos años. Nadie más que yo sé lo que me conviene.

Su semblante es impasible. Me mira al rostro y se cruza de brazos, no sin antes dirigir una mirada hacia el vidrio tintado.

—Lo eres, princesa de hielo... No eres más que una niña disfrazada en un cuerpo de una mujer que sufrió el abandono de sus padres a temprana edad. —Sus labios se convierten en una línea fina—. Lo que te hace ser un sujeto fácil de manipular a manos de las personas incorrectas. Pero no porque no puedas valerte por ti misma, sino que tus acciones siempre vienen condicionadas por la falta de esas figuras ausentes en gran parte de tu vida. Tiene un poder de posición sobre ti —Muerde el interior de su boca—. Y buscarás caer en cualquier oportunidad.

Mete sus manos en los bolsillos del pantalón,

—No sabes lo que dices, por qué no me conoces, míster perfecto. No sabes de mi pasado ni mis acciones. —Coloco mis manos en su pecho y lo empujo hacia atrás, las gotas de agua de mis palmas salpicando su camiseta—. No sabes lo que me mueve y... probablemente te sientes celoso porque no es a ti a quien he besado, sino a tu padre.

Su lengua sale de su boca, mojando las comisuras.

—En la mesa no está lo que yo deseo o no. Eso no influye en como tú vas a comportarte si sigues dejándote llevar por las emociones que otros despiertan en ti de manera consciente —remarca—. Te advertí una vez y... no volveré a hacerlo. —Aparta mis manos de él—. Deja de tocarme, por favor.

Doy un paso hacia atrás.

—Te odio, Adler.

—Prefiero que me odies, Heather, con todas tus fuerzas —dispara, alejándose también.

—¿Hasta dónde tienes ese palo metido en el culo, Adler? ¿Necesitas ayuda para sacarlo? —Le lanzo una sonrisa, consiguiendo en él una reacción, aunque esta sea ira. Quizás molestia—. ¿Te das cuenta de que soy inmune a ti? Y tú, en el fondo, babeas por esta niñata.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora