Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)

Capítulo 13. Adler

Han parado.

Los gritos de Heather se han detenido.

Esto es repugnante.

A través de la puerta de mi habitación, la luz del pasillo se filtra, dejando entre ver a una llorosa adolescente, apenas cubierta por las sábanas. Ella me observa, sabe que la he visto, y me quedo momentáneamente congelado. Sus ojos en este instante me evoca la imagen de los girasoles, enormes y redondos, con bordes dorados, aunque en su mayoría son azul marino y me recuerdan que el alma de esta chica es mucho más dulce de lo que quiere aparentar. Su pelo cae dividido sobre los hombros, ligeramente alborotado, y contemplo la medalla de oro rosa que cuelga de su cuello. Sin embargo, no dice nada. Opta por agachar su cabeza y agilizar sus pasos hasta el cuarto en el que se hospeda, cerrando tras ella la puerta. Al poco tiempo, se oye el agua correr junto con algún sollozo suelto.

04.38 a.m.

Aquí no hay nadie que duerma y, para colmo, todos parecen romper la primera regla de esta casa.

Bajo enfundado en mis zapatillas hasta la cocina, donde pillo a mi padre con una botella de whisky entre sus labios y vestido apenas con unos calzoncillos al revés.

Genial, está borracho y repleto de sangre.

Salgo de la casa, alejándome del prado y de la vista de los alrededores, hasta avistar el agua. He tomado esta misma ruta tantas veces durante los últimos años que es instintivo. Mi cuerpo tiene una tendencia a llevarme aquí antes de que mi cerebro se moleste en ponerse al día. El lago por la noche es un lugar espeluznante, el olor húmedo del aire y la espesa niebla se mantiene baja. Siempre he preferido el aislamiento que emana esta orilla y la forma en que todo fluye, sin la perturbadora inquietud de mi familia... ¿Cómo puede algo así presenciar los recuerdos y quedar innatamente arraigado a la serenidad?

Detalles que deberían haberse desvanecido en las corrientes y no convertirse en el ruido de fondo... Y es que entre el desequilibro de este lugar, se encuentra la más extraña estabilidad.