Capítulo 42. Heather

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Al entrar al restaurante, una calidez me embriaga. Todo está perfectamente equilibrado con los tonos de madera, paredes blancas y otras de ladrillo. Los asientos del principio son de un color borgoña, mientras que los del otro lado son de madera. Adler decide quedarse en la barra, y yo camino hasta bajar un pequeño escalón para posicionarme en una de las mesas del fondo.

Suspirando, doy un trago al café que pedí y escaneo algunos rostros en busca de Sabrina. Mis dedos tamborilean sobre la mesa y Adler extiende los brazos mirándome. Me encojo de hombros y reviso los mensajes.

Inclino mi café hacia el móvil.

Locale bar.

Estoy donde me citó.

—¿Heather?

Alzo mis ojos y la piel de mi entrecejo se arruga.

—Tú no eres Sabrina.

—No, investigo su muerte —manifiesta el hombre ante mí. Deja una gorra tipo granjero sobre la mesa, revelando su pelo negro canoso—. Soy el inspector Derek.

Me doy un jaloncito en la oreja.

—Es que estoy un poco... ¿confundida?

Cuando se sienta en frente de mí, me tiende la mano para que la estreche.

—Sí, lo entiendo. Lo que me sorprende es que no hayas oído antes noticias sobre Sabrina. —Sus hombros se mueven bajo el cárdigan de rombos—. Los telediarios no revelaron ningún detalle, solo que fue encontrada muerta por medios autoinfligidos en un departamento.

Mis dedos se aprietan alrededor de la taza. Un escalofrío raspa mis entrañas, haciendo que mi cabeza se estremezca.

—¿Perdón? —Inclinándome sobre la mesa, alineo mis ojos con los suyos—. No. —Niego con la cabeza. Respiro profundamente por la nariz, intentando calmar las náuseas que me recorren, que crecen como un incendio incontrolado—. Sabrina jamás se mataría, ella estaba esperando un bebé y, aunque no fue deseado, lo quiso tener. Les dijo a sus familiares que iba a abortar, pero cambió de opinión.

El hombre aparta la mirada, reclinándose en la silla.

—No lo hizo justo después de abandonar el internado, pero debió considerarlo, si es que la información que lanzaron al aire es cierta. ¿Cuánta gente se suicida sin haberlo contemplado al menos de antemano? —Hace sonar su pulgar contra las yemas de sus otros dedos—. Quizás cambió de parecer, porque según los informes policiales, Sabrina no estaba embarazada.

Cruza las manos.

—Pero su familia... Su familia es católica, debieron apoyarla ante su decisión de mantener el embarazo.

Las comisuras de su boca se hunden.

—Sabrina era huérfana, ¿usted no lo sabía?

Derek suspira como a mí me hubiese gustado hacer.

—Primera noticia que tengo.

Inhala lentamente de la misma manera que lo hacía mi padre cuando yo era una niña y hacía algo que desaprobaba.

—¿En el internado no os informaron?

—Bueno... No. El director la llamó y ella realmente estaba preocupada. —Se me eriza el vello, mi reflejo ante las indagaciones de Sabrina—. Estuvieron horas hablando con ella. Leighton dio el aviso de que Sabrina había abortado en el pasado y la expulsaron por eso. Ella me dijo... Sabrina me dijo que la mandaban con su familia. El internado no volvió a pronunciar su nombre.

Derek asiente para sí mismo, como si estuviera tomando una nota mental.

—¿Por qué le diría su mejor amiga que tenía familia si esta murió cuando tenía tres años?

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora