Capítulo 51. Heather

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Voy a vomitar.

Siento mis entrañas removerse y la bilis sube por mi garganta en un segundo. Me sujeto el estómago y salto por encima de Adler para alcanzar su baño, impulsándome sobre los dedos de mis pies, caigo sobre el váter y la cena de ayer es depositada en este.

Maldito batido.

Una de las manos de Adler aparta mi cabello en un puño, entretanto que la otra sube y baja por mi espalda, tratando de tranquilizar mis convulsiones.

—¿Mejor? —pregunta, cuando me ve sentarme.

Agarro mi frente con la palma y aprieto, cerrando mis ojos.

—Sí, eso creo.

Con un suspiro pesado, me levanto del suelo y cepillo mis dientes para deshacerme del sabor de vómito y mi estómago gruñe cuando pienso en ese batido. Con arcadas, salgo del baño y veo como Adler vuelve a estar acostado en esta. Ayer, tras nuestra intensa sesión de sexo, terminamos de ver la película y me quedé dormida sobre su pecho. En algún punto, oímos los gritos de Cassian, así que aproveché que estaba borracho y fui a su habitación con la peluca. Me gritó como si fuera su esposa, y básicamente me acusó —bueno, no a mí personalmente, sino a Brooke— de perra y de que él había salvado mi culo embarazado... Es extremadamente retorcido, sin embargo, cada vez cae más en su propia trampa; él mató a Brooke o encubrió al que lo hizo, porque esa fue su modo de vengar por la infidelidad de su esposa con Walsh. Luego Adler intervino y lo ayudó a meterse en la cama.

—Buenos días.

Adler sonríe y juro que mi corazón se pone a mil.

Me subo sobre él y bajo despacio mi cabeza, para acariciar sus labios con los míos. Su boca y su lengua me llevan al límite hasta que finalmente nos besamos. Mi cuerpo roza el suyo y mis manos pasean por sus abdominales que están descubiertos. El calor recorre mi cuerpo, agudo y repentino, como un rayo en el cielo nocturno.

Mis manos están sobre su pecho y su olor se mezcla con el mío. Mis muslos se aprietan contra su miembro, frotándome contra el calor carnal de mis entrañas. Adler y yo intercambiamos gemidos y gruñidos de placer. Me toma la boca como si me estuviera follando con la lengua, cuando desliza su mano entre nuestros cuerpos hacia el interior de mis bragas, ahuecándome mi coño y deslizando un dedo por mi apertura.

—Esto sí son buenos días.

Mis manos se dirigen al interior de la manta y mis dedos encuentran su larga y aterciopelada longitud, y me veo en la obligación de tapar su boca con mi otra mano cuando un líquido lo empapa, para evitar que nos oigan. Mientras jadeo y lucho contra las sensaciones que evoca en mí como estrellas fugaces, mis dedos se esfuerzan por seguir dándole placer y mi agarre afloja en cuanto Adler me aprieta el clítoris con el talón de su mano. Luego lo beso con tanta fuerza, ferocidad y rapidez que me siento mareada. Mis propios dedos siguen moviéndose, animando a sus caderas a empujar. Mis bragas están empapadas, mis labios hinchados y, de repente, me detengo.

Oh, mierda, no.

De un salto, salgo de la cama y vuelvo a dirigirme al puto váter, vomitando otra vez.

—Heather, ¿seguro que estás bien?

Meneo la cabeza.

—No vomito por gusto —murmuro, vaciándome una vez más.

Joder.

—¿Quieres que vaya a buscar algo? ¿Te preparo un vaso de leche caliente?

¿Leche?

Mis ojos se abren y muevo mi mano en negativa. Definitivamente leche no... ¡Joder!

Adler se queda a mi lado hasta que finalmente las arcadas desaparecen y lo único que se mantiene es el amargo sabor a vómito. Tras eso me cepillo de nuevo los dientes y él sale de mi habitación para ir en búsqueda de algo que detenga los vómitos. Me ducho y me cambio de ropa a otro pijama cuando oigo la puerta abrirse.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora