Capítulo 22. Heather

1 0 0
                                    

**Advertencia** Escena sexual entre más de dos personas.


Mi espalda lleva estrellada en el cabecero de mi cama desde que me fui de la habitación de Adler. Oigo un suave golpe en la puerta y me tapo con la manta la cabeza.

Quien coño sea, no quiero verlo.

¿Tal vez Adler solo trató de alejarme de él? Vi cómo me miraba cuando estaba su entrenador. Vi cómo lo hacía cuando fue el único que me sacó de la estúpida comida cuando me dio un arranque de ira. Lo vi. Como también advertí que anoche me dejó tocarlo, a pesar de que él odia el contacto. No huyó ni se rehusó a abrazarme. Tampoco puso subterfugios cuando le pedí poder quedarme en su habitación. Aunque tal vez es por eso que sigue alejándome... ¿Y si le recuerdo a su madre? Cassian comentó que tengo un gran parecido con ella... Pero, no, no puede ser eso. ¿Y si está escondiendo algo?

Bien jugado, Adler, has hecho de mi cabeza un maldito torbellino. Bien jugado.

Oigo la conversación que mantienen los mellizos mientras se abren paso por mi habitación, y me encuentro con ambos mirándome.

—Estoy segura de que los idiotas como ustedes tienen algún sitio mejor en el que estar midiendo el tamaño de sus pollas, así que ¿por qué no se animan a hacerlo? —Me vuelvo hacia Wyde—. Que conste —digo con un guiño seductor—. En caso de que sus pequeños cerebros no puedan entenderlo, ahora los mando a la mierda.

Gimoteo cuando un peso cae a mi lado.

—Te vi saliendo de su habitación.

—Puedo cuidar de mí misma, Wyde —refunfuño, tirando de la manta—. No necesito que me lancéis esta extraña mierda protectora. No soy vuestra chica, ni siquiera cerca.

—Nena...

—¿Tienen la costumbre de meterse en las camas de las chicas sin su permiso?

—Hablando de eso —dice Trevor, tendiéndome una mano—. ¿Cómo se sienten tus pulmones?

Lo observo mientras levanta la vista, con las cejas fruncidas.

—¿A qué habéis venido? —pregunto—. ¿Eh?

Una estúpida sonrisa es arrancada en las comisuras de los labios de Wyde.

—Asegurarnos de que no vas a soltar prenda sobre la fiesta que vamos a organizar —habla Wyde.

—Puff, una estúpida fiesta. ¿Por eso estáis aquí?

Trevor sacude la cabeza y Wyde se ríe, con la diversión brillando en sus ojos.

—No, no cualquier fiesta.

—Lo que sea, ¿qué tengo que ver yo? Ni que fuera la Suiza que está en medio —gimo, y escucho de nuevo la suave risa de Wyde... ¿Por qué tienen que ser tan jodidamente calientes?— Aunque si los otros dos países fuerais vosotros, no sería tan desagradable.

Trevor tira las mantas hacia mis pies, mientras que Wyde se inclina y roza melifluamente sus labios sobre los míos. Entonces, Trevor apoya su mano en mi muslo y aprieta su cuerpo contra mi espalda. Mi mano se aparta de Wyde y la deslizo por la nuca del otro mellizo, acercando su cara a la mía. Me besa suavemente, no obstante, como ya esperaba, su tacto está lleno de deseo. Gimo en su boca y cuando separo mis labios de los suyos, miro a Wyde y la boca de Trevor baja a mi cuello.

Wyde no pierde oportunidad, me besa igualando a su hermano al tiempo en que sus dedos recorren mi piel bajo la camiseta de Adler. Me retuerzo ante las caricias de ambos y, al abrir mis párpados, lo imagino a él. Solo a él. Jamás pensé que llegaría a necesitar tanto a alguien, pero estaba equivocada. Me siento más viva que nunca.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora