Capítulo 36. Heather

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No puedo dormir.

Inhalo profundamente y lo suelto lentamente, dándome tiempo para ordenar mis pensamientos. La tormenta afuera, con relámpagos incluidos, es la más pura semejanza que tiene con mi cerebro, y por más que trato de cerrar mis ojos y conseguir dormir, no puedo... ¿Y si Cassian entra en mi habitación a media noche? Adler no está en la mansión y Trevor no respondió a mis llamadas, así que tras pasar la medianoche, opte por ultimar y enviar algunos trabajos que mis profesores en línea me mandaron hacer para concluir el último semestre. Incluso después de terminar el absurdo montón de deberes, me creé un perfil en una app de la que Sabrina me habló una vez.

—Si quieres descubrir dónde se halla alguien, solo con entrar aquí —Pulsa el icono rosa y naranja—. Encontrarás todo.

Y una mierda encontrar.

En pos de buscar el nombre de Adler Hunter en el buscador, su perfil apareció ante mis ojos; cero publicaciones, trescientos mil seiscientos seguidores y tres seguidos, entre los cuales está Wyde, Trevor y el equipo de fútbol al que pertenece. En el caso de Trevor, su perfil es cerrado y lo único que pude ver es una foto de él con Brooke, que tiene trescientos seguidores y que sigue a ciento noventa y cinco.

Wyde fue otra historia. Tiene más de mil publicaciones, en su mayoría fotos de sí mismo sin camiseta, de su moto o él colgándose del brazo de Adler, con lo que ello significa. Doce mil seguidores y no sigue a ninguna cuenta.

¿Engreído? Esa palabra es un eufemismo al lado de Wyde.

Suspiro.

Taylor Ilana Ifigenia.

Sigue viviendo en Fredericksburg, Texas. Está casada con el que fue su primer amor, Ivon, y tiene un hijo de dos años que es idéntico a mamá. Todas sus publicaciones son respecto a Dios, oraciones del señor, fotos de su niño y una publicación familiar con todos mis hermanos y mis dos padres —salvo yo—, con las palabras D.E.P.

Suelto una bocanada de aire, frustrada.

¿Y qué hay de Sabrina?

Recuerdo perfectamente su nick, @pussy_ladycat8970. Su última publicación es una foto de ambas que nos tomamos en la institución y en la que salgo movida, riéndome. Fue publicada el día anterior a que fuera expulsada. No hubo más movimientos en la cuenta.

Le doy al botón de seguir y dejo el móvil apagado sobre el escritorio, mis ojos fijos en la ventana, que hace un tipo de sonido parecido a las agujas del reloj.

La puerta de mi habitación se abre y me encuentro a mí misma tensándome, los dedos de mis pies agarrando el firme suelo, pero al ver que es Wyde quien aparece, casi suspiro de alivio.

—¿Te asustaste?

Frunzo los labios.

—Un poco... ¿Qué haces aquí? —Aspiro su aroma de recién duchado cuando se me acerca y posa sus labios en mi cabeza—. Tampoco puedes dormir —asumo.

Wyde es el epítome de atleta.

—No. Lamento lo de mi padre.

Descansa su frente sobre la mía.

—Más lamento yo que sea vuestro padre.

Se ríe entre dientes.

—¿Te negarías a dormir conmigo?

Me cruzo de piernas.

—Solo si no respondes a mis preguntas —digo—. ¿Por qué Adler, teniendo tanta influencia, decide quedarse aquí?

Su boca se contrae.

—Se siente en deuda con padre, nena, por madre.

Niego con la cabeza.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora