Capítulo 19. Heather

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**Advertencia** Escena sexual que puede resultar abrumadora, donde se produce una violación/abuso.


Esta mañana le he escrito un mensaje a Amber para ver cómo estaba. Respondido antes de lo que esperaba. Me dijo que se siente como si se fuera a morir en cualquier momento de aburrimiento y que siente muchísimo lo que pasó con mis padres.

—Me alegró recibir tu llamada —Me sonríe Amber. Ella lleva un bañador de florecitas de color violeta—. ¿No vas a bañarte?

Se inclina hacia adelante, cogiendo el bote de crema solar de la hamaca donde estoy.

Los dedos de mis pies se hallan encogidos y mis rodillas dobladas de modo que mis brazos están sujetándolas contra mi pecho.

—No hace sol.

—Y lo sé —Suspira—. Pero soy alérgica a él. No puedes ni imaginarte la de rayos uva que se filtran. En casa de mi tía los cristales de la piscina son antiuva, estos no. —Señala con su cabeza los vidrios—. ¡Leah!

Alzo la cabeza hacia la entrada de la piscina y la veo aparecer junto con los gemelos, enfundada en un precioso triquini negro y azul vibrante. Nos saluda con su mano y toma asiento en la misma tumbona en la que está Amber, esbozando una mueca, mientras que los chicos se tiran al agua.

—¿Almendra?

Amber hace rodas sus ojos y mira hacia la taza que Leah porta consigo.

—¿Café negro sin azúcar y sin crema? —Lanza hacia ella—. Ajam... Puaj.

Leah le da un leve empujón acompañado de una sonrisa, antes de mirarme a mí.

—¿No es que deberías llevar traje de baño?

—Eso le dije yo —alega Amber, apretando sus labios—. Y no es porque no tenga, ya que le ofrecí los míos. —Leah entrecierra los ojos—. Voy al agua, ¿vosotras no venís? ¿Leah?

Sin dejar de mirarme, mueve su mano en dirección de Amber.

—Sí, en un segundo yo te alcanzo.

La miro.

—¿Necesitas algo? —pregunto al contemplar que no va tras su prima.

Apoya sus codos en sus rodillas y tira su cuerpo hacia adelante.

—Quería pedirte perdón por lo del otro día. Debería de haber mantenido mi bocaza cerrada.

—Sin resentimientos —digo.

Se queda callada.

—Ya... Oye, sé que seguramente mi prima ya te habrá dicho que puedes contar con ella. También puedes hacerlo conmigo, sin ningún problema —murmura—. Irte de casa no debió ser fácil.

Me encojo de hombros.

—Lo difícil fue no volver.

Sus cejas se arrugan.

—¿Cuánto hacía que no veías a tus padres?

Me giro en el asiento y coloco mis pies en el suelo.

—Lo suficiente como para encontrármelos en la calle y, probablemente, no reconocerlos. —Escondo mis manos en el interior de las mangas de la sudadera—. Aunque ya lo sabrás, ¿no? Te lo han debido de contar todo.

Ladea su cabeza, su postura cambiando.

—Sí, bueno, he oído algo.

Asiento.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora