Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)

Capítulo 49. Cassian

Sé lo que hiciste.

Tomo un trago de una botella, limpiándome la saliva de mi barbilla con la parte posterior de la mano manchada de vómito.

Esa puta no sabe hacer sus tareas domésticas. ¿Por qué cojones no está limpiando mi mierda?

Allí, ahí está.

Mis pies tambalean al acercarme a la perra asquerosa que tengo como esposa. Su estúpida sonrisa ilumina su rostro y sus mejillas son sonrosadas, labios carnosos y de un rosa intenso que impacta con el dulce azul casi cristalino color de ojos. Cuando la saqué de su mierda de su vida, no lucía tan bella como lo hace ahora, yo la creé.

—¿No reconoces mi voz? —le grito a la puta de mi esposa—. Hieres mis sentimientos. —Cierro la distancia entre nosotros—. ¡LEVANTA LA MIRADA Y MÍRAME! —grito, furioso—. Por ti es que estoy así... Me dijiste que no ibas a follar con nadie, que no querías a nadie más que a mí. ¡ME MENTISTE! ¡La verdad era que no querías joder conmigo! Después de que salvara tu culo embarazado, cuando podía haberte abandonado, ¿así me lo agradeces?

Estrello la botella a sus pies y la muy zorra no se mueve, sigue con sus ojos clavados en los míos y sonriendo; una cruel sonrisa cuelga de sus labios. Ella me debe respeto. Brooke debería limpiar mi mierda, como una buena esposa. El vidrio explota y dejo escapar una risa parecida a una ametralladora.

Debería matarla yo, agarrar su perfecto cuello y apretarlo hasta que sus pulmones griten por oxígeno. Quiero que Brooke me suplique por su vida, que sepa que quien tiene el poder soy yo.

—No eres diferente de las demás putas, ¿verdad? —Veo como sus ojos se mueven, y sé lo que eso significa—. ¡Jodidamente, no llores, perra! —la empujo hacia el suelo, castigándola sobre sus rodillas—. Sé que te gusta. Te escuché gemir como la puta que eres cuando te follaste a Salvatore en mi cama. —Sujeto sus muñecas y le atisbo una patada en el estómago—. Sé que esta mierda excita a las chicas como tú. ¡Así que, gime, maldita perra!