Capítulo 29. Heather

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Inclino mi cuerpo hacia adelante, y Adler no se mueve. Sus ojos se cierran en un maldito suspiro y me encuentro a mí misma agarrando de su cuello y de una de sus mejillas para acercarlo a mí. Sus manos tantean a sus costados y, tras un momento de indecisión, me acaricia las rodillas antes de detenerse en mi cintura. Sus dedos se aferran a la tela de mi vestido, ya manchado de tierra humedecida. Nuestras narices se rozan y siento su aliento impactar contra mis labios, cálido y sereno. Entonces, algo cae sobre nuestras cabezas y Adler detiene su toque. Mira arriba y después a mis ojos.

Muchas gracias, Thor. Gran sincronización. Simplemente genial.

Él baja su rostro y es algo difícil descifrar su mirada, pero casi puedo jurar que algo pasa entre nosotros dos en este momento. Algo con lo que ninguno se siente cómodo. No sé si es mi repentino nerviosismo o la manera en que se levanta para alejarse de mí.

—N-no... N-n-o, es-esto no está bie-bien —Se aclara la garganta—. Esto no puede pasar, Heather.

—Adler... querías besarme tanto como yo a ti —murmuro, alzándome y sacando la tierra de la falda del vestido. Las gotas de la lluvia son cada vez más fuertes—. Admítelo.

Pasa sus manos por la barbilla.

—E-eres menor de edad.

No lo ha negado, él quería besarme.

Aparto mi flequillo de la frente, al notar como este empieza a pegarse.

—¡Solo nos llevamos dos años! —exclamo.

—¡Dos años marcan la diferencia! —grita. Es la primera vez que lo veo así—. D-dos aa-años lo son tod-todo —sigue su tartamudeo—. D-dos años a nuestras edades, son un cambio ab-abismal.

Muerdo mi labio inferior, mis ojos picando con lágrimas detrás.

—¿Esto es porque me acosté con tu padre?

Niega.

—No. No tiene nada que ver. Buscas a alguien que sea tu tabla de salvación. —Continúa sacudiendo su cabeza—. N-no voy a ser yo.

—Muy bien.

—Heather.

—De todos modos, debería irme. No quiero que piensen que he huido en mitad de tu cumpleaños.

Adler no pronuncia ninguna palabra cuando me ve marcharme. Lo oigo moverse tras de mí, y rebasarme a los pocos minutos, marcando el camino de regreso a la mansión. No lo presiono, eligiendo dejar que mis pensamientos ronden dentro de mi cerebro.

Se detiene en medio de la línea que se suponía que no debía cruzar y en el resguardo del patio trasero, haciendo que tenga que detener mis pasos cuando impacto contra su espalda.

—Idiota —murmuro, pero al levantar la vista, veo al grupo de futbol todos estáticos y de pie mirando hacia nuestra dirección. Trevor los está encarando y Wyde apenas acaba de salir del garaje para también presenciar la estampa—. Ups.

Uno de ellos —que si no recuerdo mal portaba el número ocho en el partido— con el cabello castaño desordenado, delgado, con un aro en su boca y su brazo izquierdo rellenado por un gran tatuaje a color, fulmina a Adler.

—Después de lo que le hicisteis a mi hermana, me debéis mucho.

¿Su hermana?

Mis pensamientos se van de inmediato a un lugar oscuro, pero me niego a dejar que se pudran allí.

Un rayo cae cerca de la mansión e ilumina todo el cielo.

—No pelearé contigo —asevera Adler, sus hombros encuadrándose—. Vete de aquí.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora