Capítulo 26. Heather

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Adler está tenso.

Levanto mi vista dirigiéndola al lugar donde él la tiene clavada, sin embargo, no encuentro a nadie allí. Su mirada dura, las cejas fruncidas con fuerza y sé que hay muchas cosas detrás de esos ojos.

Adler no tiene intención de seguir conversando conmigo, probablemente todo lo contrario y sé que cuánto más bajo la guardia con él, más estoy preparada para ser lastimada. Pero no puedo evitarlo. Y quizás sea porque es el primero con quien logro hablar tras tanto tiempo desde el corazón.

Noto sus enigmáticos ojos marrones sobre mí mientras observa mi cabello y rostro.

—Tengo curiosidad en saber en qué piensas.

—No quieres saberlo.

Me encojo de hombros y me pongo de puntillas para alcanzar a darle un beso en la mejilla. Él se lleva sus dedos al punto donde deposité mis labios y me permito sonreír ante su gesto, una sonrisa de boca cerrada.

—Gracias —digo, dejando de lado mi orgullo—. Gracias por no pensar que soy un desastre.

Ladea su cabeza.

—Oh, no, eso sí que lo eres —musita, depositando la libreta sobre el escritorio. Mira su reloj y esboza una mueca—. Es tarde, tengo que marcharme.

Frunzo las cejas.

—¿Tarde?

Se voltea y al ver el desastre de cristales en el suelo, suelta un resoplido.

—Recógelo cuanto antes, por tu seguridad. —Contemplo su espalda. Odia el desorden—. Podrías clavarte un trozo si vas sin calcetines.

Miro mis pies y sonrío.

—Está bien, caballero de armadura de plata.

Me mira sobre su hombro y casi puedo jurar que lo he hecho sonreír. Nunca creí que Adler pudiera estar tan en sintonía, tan perceptivo con todo lo que sucede a su alrededor... Y de repente, todo toma más sentido todavía; ambos vivimos en sombras y todos esos sentimientos de culpa que he sentido, también los ha debido de experimentar él, diferentes, pero iguales. 

Caminando silenciosamente por el pasillo, echo un vistazo a la esquina que lleva al cuarto de Cassian

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Caminando silenciosamente por el pasillo, echo un vistazo a la esquina que lleva al cuarto de Cassian. Está en silencio y, por lo que yo sé, él se halla en su despacho.

Sigo con mis pasos tremulantes hasta alcanzar el pomo de la biblioteca que se encuentra al lado de la alcoba de Cassian.

Si hay algo de Brooke, tiene que estar aquí.

Los chicos nunca hablan de ella, no la mencionan a pesar de que en el salón reposa un gigante retrato de ella. ¿Acaso eso no es extraño? Cassian parece detestarla tanto como la echa en falta, y aun así mantiene esa viva imagen de la que fue su esposa.

Paso la yema por los dorsos de las estanterías y observo ante mis ojos lo grandes que son y la cantidad abismal de libros que se encuentran en cada una de las secciones. Con mis pies descalzos, sigo recorriendo cada sitio hasta dar con lo que parece una lata de aluminio. La cojo y me siento en una de las dos butacas aterciopeladas granates que hay en el centro. Apoyo la caja sobre mis muslos y la destapo, contemplando su interior.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora