Capítulo 46. Heather

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Incapaz de mantener mi vista fija en la suya, miro su barbilla, preguntándome cómo había estado tan equivocada y tan acertada con él al mismo tiempo. Sabía que Trevor había sufrido con más magnitud la pérdida de su madre y, viéndolo ahora, puedo entender que buscó en Wyde ese modelo del que fue arrebatado. Wyde destila poder por sus cuatro costados y, desafortunadamente, siempre debió destacar por su carácter más excéntrico y extrovertido que el de Trevor, haciendo que indirectamente él creyese ser menos. Creí que Trevor era un insensible con la mirada oscura, la realidad es que eso siempre fue su máscara para que nadie viera la parte más tierna que esconde.

No me dijo qué le ocurrió en el hotel, se quedó dormido, agarrado a mi cuerpo toda la noche y, cuando desperté, yo estaba sola en su cama. Lo encontré en el patio trasero al bajar a la cocina para desayunar y ahí ha estado toda la mañana, jugando con una pelota.

Tras enviarle un mensaje a Leah y citándola a venir, me siento en uno de los sillones exteriores y apoyo los pies en la mesa de café mientras llevo a mi boca trozos de sandía.

—¿Eres bueno en todos los deportes? —pregunto, colocando mi palma frente al sol.

Por fortuna, hoy no está lloviendo.

Se ríe entre dientes.

—Solo me has visto jugar a futbol.

Me encojo de hombros, pinchando con mi tenedor otro trozo de fruta.

—Puede que no sepa nada sobre deportes, pero puedo decir que tienes gracia natural... ¿Has jugado alguna vez en un equipo?

—Estuve entrenando por unos años. Pero, luego, papá decidió apostar por Adler y el rugby, y yo hice lo mismo. —Golpea la pelota—. Él es el maldito mejor.

—¿Lo echas de menos?

—Sí. —Apoya su codo en la rodilla, con el pie sobre el balón y se inclina—. Durante mucho tiempo, antes de que se decidiera que fuera mi hermano la estrella de la familia, yo soñé con ser el puto mejor futbolista.

—Aún tienes tiempo.

Su lengua captura el trozo de metal de su labio.

—Nah, me decantaría más por ser entrenador de niños... —asevera—. Pero, joder, no creo. Solo fue un estúpido sueño. —Dejando el balón a un lado, camina hacia mí y se sienta a mi costado, cogiendo entre sus dedos un trozo de sandía—. Pensé que necesitaba salir de esta colina para hacer eso, pero estaba equivocado.

El jugo de la sandía se derrama por sus dedos cuando muerde la fruta.

—¿En algún momento quisiste irte?

Gira su cuello para mirarme.

—¿Quién no lo habría pensado? —Suspira—. Esto es como el ex tóxico del que no puedes desprenderte. Siempre pensé que Wyde me necesitaba más de lo que yo lo necesitaba...

—Pero...

Sonríe, la comisura de su labio derecho alzándose un poco más.

—Demonios, quiero hacer las cosas bien por mí mismo. —Con su mano libre, pasa su pulgar por mi mejilla—. Y, sobre todo, quiero hacer lo correcto por ti.

Alzo las cejas.

—¿Por mí?

Posa su mano en su pierna.

—Sí... Después de todo, tras negarme a la jodida idea de que un ser de género femenino entrase a esta puta casa por primera vez desde que mi madre murió... —Baja la barbilla haciendo una mueca ante el rasguño de su labio—. Descubrí que no era tan malo que hubiera cambios. De hecho, demonios, era necesario.

Dulce Caída [TERMINADO] (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora