Capítulo Veinticinco

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                           Carla

Cuando salí de mi última clase del día, nunca pensé recibir un mensaje de Jason diciéndome que vaya a las aulas en desuso de la universidad.

Según yo, él no tenía mi número de móvil, pero no se necesitaba ser un genio para saber quién le había dado mi número, lo que me preguntaba era para que quería que lo viera ahí.

Intercambiamos algunos mensajes y la curiosidad me hizo decidir ir a dónde él me pedía, sabía que no me haría nada.

Unos minutos después caminé hasta las aulas en desuso. Vi primero en un aula pero estaba vacía, en la segunda estaba Jason sentado en el escritorio. Cuando nuestras miradas se encontraron, ninguno la apartó, incluso él parecía estar repasando mi atuendo, me miraba con una mirada profunda e incluso algo oscurecida.

Bromeé preguntando que si me había llamado solo para mirarme como tonto, a lo que él respondió que era una egocéntrica. Luego se acercó a mi con parsimonia, con una mirada profunda que me hizo sentir un nudo en mi bajo vientre.

Rodeó mi nuca con una mano y con la otra rodeó mi cintura y estampó sus labios contra los míos, me tomó unos segundos responder al beso, pero no tardé en ponerme al día, Jason introdujo su lengua en mi boca y la mía lo recibió con gusto, luego mordió mi labio inferior, se separó de mi y fue a cerrar la puerta que yo había dejado abierta.

—¿Por qué cierras la puerta? —le pregunto aún aturdida por su beso.

—Por que voy a follarte. —dice sin más.

Su declaración hizo que una ola de excitación me invadiera. Pues la verdad es que aunque quisiera negarlo lo había extrañado, había extrañado que me tocara, me besara y sentir su cuerpo contra el mío.

Él no tardó en volver a acercarse a mi y volver a unir nuestros labios. Me pegó a la pared con algo de brusquedad pero sin hacerme dañó, un gemido se escapó de mis labios.

Me besaba con ímpetu como si quisiera todo de mi. Cuando nuestros pulmones nos exigieron aire, Jason llevó sus labios a mi cuello donde dejó besos húmedos que me hicieron estremecer.

Llevó sus manos a los botones de mi camisa y los quitó con cuidado. Cuando los quitó todos y dejó a la vista mi sostén. Jason sacó mis senos y empezó a darles atención a mis cimas ya erguidas por el contacto, empezó acariciando mis pezones con su índice y pulgar mientras me comía la boca.

Yo también trataba de tocarlo, así que llevé mis manos bajo su camiseta y empecé a acariciar su duro abdomen.

—Eres tan hermosa. —susurró sobre mis labios sin dejar de darle atención a mis pechos.

Luego llevó su boca a uno de mis pezones sin dejar de acariciar el otro, sus caricias me embobaban. Me encantaba sentirlo, quería sentirlo en todos lados, nunca había deseado tanto a nadie.

Jason dejó mis pezones para subir mi falda e hizo un camino de caricias en la cara interna de mi muslo. Me estaba volviendo loca, quería que se dejara de juegos y me tocara.

—Por favor.

—¿Por favor que? Tienes que decirme que quieres, muñeca, solo pídelo y lo tendrás.

Escucharlo decir eso me puso demasiado.

—Tocame ahí. —dije con la voz entrecortada.

Jason hizo a un lado mis bragas y llevó sus dedos a mi nudo de nervios, tocándome y haciéndome gemir muy alto.

—Mierda, estás tan mojada ¿Te gusta que te toque en la universidad?

No pude responder, dos de sus dedos se introdujeron dentro de mi, mientras su pulgar acariciaba de manera circular mi clítoris. Entonces no pude contener un gemido fuerte.

—Amo tus gemidos,muñeca y más saber que soy yo quien los causo, pero no queremos que nos descubran. —dijo para luego volver a devorar mi boca.

Estaba sintiendo demasiado, no tardaría en explotar en un orgasmo. Pero entonces Jason se detuvo, ganándose un quejido de mi parte que lo hizo reír.

—Tranquila,nena, voy a hacer que te corras, pero quiero que sea en mi boca.

Entonces se arrodilló frente a mi, llevó mi pierna derecha a su hombro y llevó sus labios a mi coño ya bastante húmedo. Lamió, chupó y hasta me dio pequeños y excitantes mordiscos. Estaba en una nube de placer, nada podía ser mejor que esto. O eso pensé hasta que sus dedos también se unieron a la fiesta, introdujo uno y luego otro sin apartar su boca de mi coño. Entonces no pude más y me corrí como nunca. Gimiendo su nombre, lo cual lo hizo esbozar una sonrisa de suficiencia.

Imbécil.

Jason se limpió la comisura de sus labios empapada por mis jugos con su antebrazo y luego me besó, duro, desesperado y profundo.

Entonces quise devolverle el favor, mientras me besaba llevé mis manos a su cinturón, lo desabroché y luego quité el botón y bajé la cremallera. Jason tenía una erección que amenazaba con romper sus pantalones, llevé mis manos dentro de su boxer y empecé a acariciarlo con parsimonia. Lo que hizo que Jason bajara su pantalón y su boxer y dejara libre su falo. Llevé mis labios a los suyos sin dejar de acariciarlo, acayando sus gruñidos. Luego rompí el beso y fui dejando besos en su cuello, su pecho, su abdomen, su ombligo, me arrodillé frente a él envolví su pene con mi boca, eso lo hizo gruñir.

—Mierda.

Empecé a mover mi boca tratando de llevarlo lo más profundo que podía, acariciando su tallo y dando lametazos en su punta llena de líquido preseminal.

Entonces me detuvo, tomándome por el cabello.

—Me estás volviendo loco, pero no quiero correrme así, muñeca.

Me levanté, él me besó sin importar donde estuvieron mis labios antes, sacó un preservativo de su billetera, me hizo poner de espalda y luego de cubrirse con el látex, rodeó mi cintura desde atrás y se introdujo en mi de una estocada que nos hizo gemir a ambos. Sin preámbulos me embistió con duras estocadas. En en el aula solo se escuchaba el sonido de nuestros cuerpos colisionando y mis gemidos bajitos.

—Te sientes tan bien, muñeca, no creo que tarde mucho en correrme, pero quiero que te corras conmigo.

Siguió embistiendome y llevó sus dedos a mi clítoris, era demasiado. Estaba demasiado excitada por sus estocadas duras y profundas y por sus hábiles dedos acariciando mi clítoris.

Entonces ambos explotamos en un orgasmo diciendo el nombre del otro.

Recosté mi espalda en su pecho tratando de recobrar la respiración.

Jason como siempre hacia después de que follaramos, empezó a acariciar mi cabello y a besar mi cuello.

—Me gustas demasiado, muñeca. —susurró en mi oído y no pude evitar sentir que el corazón quería salirse de su caja torácica.

—Tu también me gustas mucho.
—dije sin pensarlo.

Y decirle a alguien que te gusta no parecía ser la gran cosa, pero la verdad es que. Nunca se lo había dicho a nadie y haberlo dicho con tanta facilidad, me abruma.

Porque estoy sintiendo cosas que nunca he sentido por este chico que al igual que yo le huye a las relaciones. Lo que me hace pensar si debería o no seguir con esto.

Hola,  nuevo capítulo 🔥🔥🔥 está algo intenso 😅 ¿que les pareció?  Ya saben si les gusta voten y comenten 💜 nos vemos en el próximo capítulo 👋

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