Jason
En mi afán de levantarle el ánimo a Carla quien ha pasado una semana algo desanimada después de lo que pasó con su padre. Me encuentro en una tienda en el centro comercial, es como la tienda número cincuenta a la que entramos, tengo ambas manos llenas de bolsas y al parecer Carla aun no termina de comprar cosas. Creo que alguna vez me dijo que era adicta a las compras, ahora no me cabe dudas de que lo es.
Se ha probado miles de ropas y zapatos, ya me duelen los pies de tanto caminar y ya no siento mis manos por el peso de las bolsas que llevo en ellas. Además muero de hambre y se lo hago saber.
Ella parece apiadarse de mi y nos sentamos en un KFC a comer. Parece niña pequeña viendo todo lo que ha comprado. Y aunque estoy cansado e ir de compras definitivamente no es algo que volvería a hacer, me alegra verla más animada. A veces me sorprende lo mucho que se parecen nuestras familias. El papá de Carla no es muy diferente al mío y la mamá de Carla en algún momento se sintió tan jodida como la mía. La única diferencia es que su madre si tomó el toro por los cuernos, va a terapia e intenta mejorar. Cosa que no puedo decir de la mía. Aunque no pierdo la fe.
Carla se toma selfies mientras yo me atraganto con el pollo. No me culpen llevo horas cargando bolsas como si fuera el maldito botones de un hotel.
—No compré tantas cosas porque no dejabas de quejarte. —dice Carla sin apartar vista del su movil.
Detengo la pieza de pollo que llevaba a mi boca para mirarla con incredulidad.
—¿Estás de broma verdad?
—¿Parece que bromeo?
—Pero si te llevas una ropa de cada tienda ¿acaso querías más?
—Pude haber comprado más cosas si no estuvieras quejándote todo el tiempo.
—Bueno, si quieres puedo irme y tu sigues comprado a gusto.
—No, ya no compraré más, ya mataste mi emoción de compradora.
—Te está saliendo tu lado diva, lo tenias muy guardadito.
—No soy diva.
—Si como digas, París Hilton.
Eso la hace reír y yo sigo comiendo mi pollo. Este si que ha sido un día largo.
¥
Ya en mi apartamento pongo todas las bolsas en la sala de estar y camino hacía mi habitación para tomar una ducha, me duelen los pies de tanto caminar y las manos de cargar tantas bolsas pesadas. Si me hubieran dicho unos meses atrás que una rubia que si quiera me llega a la altura del pecho me tendría en sus manos, me reiría a carcajadas.
Pero heme aquí, siendo el esclavo que carga sus bolsas y para colmo tiene que soportar que diga que gracias a mi no pudo comprar más cosas.
Es insólito.
Ya en mi habitación, me desvisto, voy al baño y entro a la ducha, me pongo bajo el agua tibia y siento como me relajo, me quedo bajo el agua con los ojos cerrados. Me sobresalto al sentir unas manos rodearme, pero no tardo en relajarme cuando Carla habla con una voz muy ronca.
—Vine a recompensarte por haber sido una diva hoy. —dice de la manera más sexy mientras deja besos en mi espalda.
Mi amiguito no tarda en levantarse. Sentir sus tetas pegadas a mi espalda y sus besos esparcidos por mi columna vertebral es mucho para mí. Así que me volteo y sin perder tiempo llevo mi mano a su nuca y estampo mis labios contra los suyos. Eso la hace emitir un gemido que logra que me prenda mucho más y la rodee con mi brazo libre para pegarla más a mi.
La beso largo y profundo, nuestras lenguas no tardan en unirse a la fiesta y sentir su piel desnuda y suave contra mí solo aumenta mi deseo de estar dentro de ella. Pero ella parece tener otros planes, se separa de mi y la veo ponerse de rodillas, tiene los labios rojos e hinchados, su cabello está mojado porque la ducha sigue abierta y sus ojos parecen dos pozos negros por lo oscuros que están.
Ella no tarda en tomarme primero con sus manos, me acaricia sin apartar la vista de mi, luego a su mano también la acompaña su lengua, que deja lametazos en mi punta y me tiene gruñendo. Tomo su cabello en un puño cuando ella me toma con su boca y comienza a comerme la polla. Cierro los ojos porque la sensación me supera, su boca, su lengua, sus manos, no tardaré mucho en correrme y se lo hago saber.
—Muñeca, si sigues haciendo eso me correre en tu boca. —le digo entre jadeos.
Pero esto solo parece motivarla porque me acaricia con más ímpetu. Me la chupa mientras su mano me acaricia los testículos.
Siento el nudo en mi bajo vientre, así que la aparto.
—¿Me dejas correrme en tu boca, muñeca?
Ella solo asiente y vuelve a cubrir mi polla con sus bonitos labios. Entonces me dejo ir, me corro en su boca, ella me la sigue chupando hasta tomar cada resquicio de mi orgasmo. La veo tragarse mi semen y mirarme divertida, ella ama ponerme así y yo amo que ella me ponga así de cachondo.
—¿Entonces que dices? ¿Estoy perdonada por ser una diva hoy?
—me pregunta sonriendo con suficiencia.—Si lo pides así muñeca, yo te perdono todo.
Ella sonríe y se le marcan los bonitos hoyuelos que tiene en sus cachetes. La ayudo a ponerse de pie y entonces nos bañamos juntos, claro está, después de que yo también me pongo de rodillas frente a ella y le robo algunos orgasmos con mi boca y mis dedos.
Después del baño ambos nos ponemos cómodos y vemos una de mis película favoritas de los noventas, bad boys. Carla está abrazada a mi, nuestros pies están entrelazados y puedo oler el olor de mi shampoo en su cabello. Y no hay otro lugar donde me gustaría estar. Me siento a gusto en brazos de esta rubia caprichosa, me gusta verla sonreír, sentirla cerca, incluso nuestras pequeñas discusiones sin sentido.
Carla se duerme recostada en mi pecho y mientras la miro dormir, le digo algo que hace días quiero decirle.
—Te amo, muñeca.
Ella no me escucha, está profundamente dormida, pero siento que si no lo decía me volvería loco. Espero tener el valor algún día de decírselo mirándola a sus bonitos ojos y espero que ella sienta lo mismo.
Holis ¿que se cuentan? ¿Como los trata la vida? Yo ando aprovechando la inspiración, así que aquí tienen nuevo capítulo recién salido del horno 😌 espero sus votos y comentarios ❤️

ESTÁS LEYENDO
Mi Lugar Seguro 🔞
RomanceCarla no cree en el amor. No después de ver como su padre engañaba a su madre, no después de ver como este dejaba a su madre por otra mujer sin si quiera darle una explicación. Ver a su mamá sumida en una depresión por la ruptura tan poco empatica l...