Mi Lugar Seguro 🔞

Capítulo Treinta Y Siete

                            Carla

Estoy en una video llamada con mi mamá y mi hermano mientras me termino de arreglar para ir a la universidad. Mamá nos cuenta que le está yendo muy bien en sus consultas con la terapeuta, que ha hecho algunas amigas en un grupo de apoyo para mujeres divorciadas en línea y que se ha juntado a tomar café con ellas para conocerlas personalmente. Tiene mejor semblante, su sonrisa es más sincera y a mi no me cabe la felicidad en el pecho, siempre supe que ella se recuperaría poco a poco.

Igual a veces le cuesta, pero ya tiene todas las ganas y está haciendo todo lo necesario para volver a brillar y sentirse bien consigo misma.

—Estás hermosa, mi amor. —me dice mamá. —¿será que hay algún pretendiente?

—De hecho si estoy saliendo con alguien, aún no le ponemos título, pero somos exclusivos.

—¿Y le ves futuro a eso? —me pregunta mi hermano.

—La verdad es que si, me gusta mucho y me gusta estar con él.

—Ya hasta te volviste una cursi.
—bromea mi hermano.

Mamá vuelve a hablar.

—Pues espero que todo salga bien y que lo pueda conocer, se que si pusiste tus ojos en él, es porque vale la pena.

—Deberías dejarle claro que tienes un hermano que podría partirle la cara si te hace algo. —dice mi hermano. —En serio nunca pensé escucharte hablar así.

—Pues la verdad yo tampoco pensé que llegaría a dejar entrar a alguien más de lo que lo había hecho con otros chicos, solo pasó y tengo fe en que puede ser algo bonito, aunque no deja de asustarme.

—Verás que todo sale bien princesa y si no, pues tu sigue, él se lo pierde y tu misma me has dicho que el amor más importante es el que nos tenemos a nosotros mismos.

—También podría romperle la cara si te hace algo. —agrega mi hermano.

Ruedo los ojos.

—No soy una chica indefensa, puedo con esto.

Después de un rato de charla, nos despedimos y yo voy a la cocina para comer algo antes de ir a clase. Madison está sentada en una silla alta frente al mesón y me señala una taza humeante de café con leche y unas tostadas.

—Buen día, te hice el desayuno, come rápido o llegaremos tarde.

—¿Ya te dije que te amo?

—Nope.

—Pues te amo.

Ella sonríe y niega con la cabeza.

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Me siento en la mesa donde ya están sentados los mellizos y ya puedo imaginarme lo que dirán antes de que hablen.

—No dije nada porque estábamos en la discoteca, pero debo decir que me ofende que nunca me hayas hecho caso y a Jason si ¿que tiene él que no tenga yo?

—Pues le gustan mis tetas pequeñas.

—Yo podría haberte aceptado así.
—dice Mason encogiendose de hombros.

Yo sonrío y niego con la cabeza, Monica habla por fin.

—Lo sospeché, a veces se miraban mucho aunque fingían odiarse la tensión era palpable, aunque no pensé que dos personas anti amor estarían en una relación.

—Bueno, no le hemos puesto título.

—Eres tonta, solo me bastó verlos en la discoteca, como se miraban, se sacaban chispas, no te engañes, los dos están coladitos.