Capítulo Siete

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                           Carla

Todas las mañanas lo primero que hago al levantarme es hablarle a mi mamá para ver como está. Me gusta que sienta que estoy pendiente a pesar de estar lejos de ella. Así que tomo mi móvil y hago una video llamada porque necesito ver como está, también añado a mi hermano Carter a la llamada para que hablemos los tres.

El primero en responder es Carter y luego lo hace mamá. No luce bien, tiene unas ojeras pronunciadas y luce más delgada. Mi corazón se quiebra un poco al verla así y sé que el de mi hermano también, sin embargo no hacemos comentarios al respecto. Tratamos de hacer la llamada divertida para que ella se sienta bien, Carter bromea con ella como siempre, le preguntamos por el trabajo y otras cosas. Ella sonríe pero la sonrisa no le llega a los ojos. Le pregunto si al final fue al psicólogo y me dice que no ha tenido tiempo, se que mamá trabaja mucho. Ella es ingeniera, de hecho por eso decidí estudiar esa carrera, pero eso no le quita tanto tiempo como para no poder ir al psicólogo.

Trato de no parecer decepcionada, pero lo estoy. No con ella, no sé lo que siente, no sé qué se siente perder la persona que amas y que te haya lastimado, pero quiero que ella mejore, quiero que ella sonría, que se ame, que tenga la certeza de que es valiosa. Debe ser una mierda cuestionar tu valía, solo porque alguien decidió no hacer las cosas bien. Decidió engañarte y dejar que la estúpida de su amante se tomara atribuciones.

Odio a esa mujer con todas mis fuerzas y hoy también odio a papá por dejarse engatuzar y lastimar a mamá de la forma en que lo hizo. Porque mierda puedo entender que la dejara de amar ¿pero por qué ser tan cruel y no explicarle? ¿Por qué no darle un buen cierre? ¿Cómo amas a alguien por años y luego solo deja de importarte? Así que no puedo evitar que unas lágrimas se deslicen por mis pómulos y luego se conviertan en sollozos.

Escucho a Madison tocar la puerta y preguntar si puede pasar y aunque normalmente lloro sola y no dejo que nadie me vea tan vulnerable, dejo que mi mejor amiga entre a mi habitación y me abrace.

—¿Que pasó? —pregunta con cautela.

—Mamá no está bien, tengo miedo que nunca vuelva a ser feliz como antes y siga siendo este cascarón de lo que era, no quiero. La amo y necesito que ella esté bien.

—Sé que ella va a estar bien, no puedo imaginar lo difícil que debe ser para ella, pero estoy segura que ella no se dejará vencer, en algún momento ella volverá a ser como era o quizás mejor, tu mamá es muy fuerte, Carla, no pierdas la fe.

—Solo abrazame Madi, abrázame.

Y ella lo hace, me abraza y acaricia mi cabello sin decir nada, sabe que necesito procesar todo. Para los demás puedo parecer alguien sin problemas, porque siempre estoy sonriendo y con buena energía. Pero la verdad es que vivo preocupada por mamá, no quiero que se enferme, no quiero perderla, yo la amo con mi vida y no quiero que ella se deje vencer. Quiero que ella renazca como el fénix y le demuestre a mi papá que ella puede con él o sin él. Pero sobre todo quiero que se lo pruebe a sí misma.

Que se de cuenta que ella vale demasiado, que es una luz para cualquiera que la conoce y que no debe dejar que nadie. Ni siquiera alguien que ama, apague esa luz.

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Madison y yo pasamos nuestro sábado viendo un maratón de realities. Madison los odia pero los ve porque sabe que son mis favoritos.

Estamos sentadas al estilo indio en nuestro sofá mientras comemos chucherías. Usualmente no como chucherías, pero Madison las ama y cuando estoy con ella me permito comerlas. Además está comprobado que cuando uno está triste prefiere comer cosas nada saludables.

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