Capítulo Treinta Y Tres

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                            Carla

Jason acababa de decirme que yo le importaba y estaba sorprendida con la declaración, podía ver que incluso él lo estaba. Estábamos muy cerca, mirándonos fijamente y se sentía demasiado bien sentir su cercanía después de no tenerlo cerca por una semana.

Y aunque tenía mucho miedo de lo que estaba sintiendo y sabía que esto podría terminar mal, decidí arriesgarme.

—Tu también me importas, Jason.

—¿Entonces porque me ignoras?

—¿Quieres tener esta charla en un baño?

—Tienes razón ¿quieres ir a mi apartamento? Ahí estaremos tranquilos.

—De acuerdo.

Jason me tomó de la mano y así salimos de la fiesta. A fin de cuentas la fiesta no nos importaba. El corazón quería salirse de mí pecho de lo rápido que latía, porque íbamos a tener una conversación y debía decirle porque lo ignoré toda la semana y la respuesta era muy clara, pero aún así no dejaba de darme mucho miedo.

Nunca había sentido lo que siento ahora y mucho menos he tenido que decirle a alguien que me gusta más de lo que debería.

Se supone que sería follando

Jason conduce con la vista fija en la carretera, tiene una mano en el volante y su otra mano descansa en mi muslo. Ambos estamos en un completo silencio, pero no es un silencio incómodo, yo voy mirando por la ventana y ordenando mis ideas. Le diré a Jason las cosas que me pasan con él y eso me aterra mucho, pero él dijo que yo le importo y que le jodió la cabeza no tenerme esta semana. Y no sé, él no parece de los que extraña o insistiría en hablar si yo no le gustara lo suficiente.

No me doy cuenta cuando el auto se detiene hasta que él me informa que llegamos. Bajamos del auto, caminamos de la mano hasta el ascensor sin pronunciar palabra. Entramos a su apartamento y él me hace entrar primero para luego entrar él. La tensión aumenta en mi cuerpo y él me dice que me ponga cómoda.

Me siento en el sofá.

—¿Quieres algo de tomar?

—Estoy bien así, gracias.

—De acuerdo, entonces es hora de hablar.

Asentí, como yo fui la que dejó de hablarle de la nada, supongo que tenía que ser la primera en hablar. Y mierda estaba muy nerviosa. Nunca había estado así de nerviosa, aunque era normal, le iba a decir al chico que no le van las relaciones que me había molestado en demasía imaginarlo con alguien más.

—¿Por qué me ignoraste toda la semana?

—Pues yo... Yo.

—Hey, respira, no pasa nada, solo quiero saber que pasó para que dejaras de hablarme de la nada ¿fue por lo que dijo Mason? Eso de que soy el rey de las chicas.

—Puede ser.

—Necesito que seas clara, muñeca.

Respiré profundo, levanté la barbilla y lo dije.

—No quiero que estés con nadie más mientras estés conmigo. —digo sin más.

El muy imbécil esboza una sonrisa más grande que la del gato de Alicia.

—¿Estás celosa, muñeca?

—No alucines, solo no me gusta compartir.

—No tienes porqué avergonzarte de estar celosa, muñeca. A mi tampoco me gusta que estés con nadie mientras estás conmigo, quería ahorcar a ese moreno con el que bailabas hoy.
—espeta molesto.

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