T3B: Vació

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— ¿Quieres esposarme?

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— ¿Quieres esposarme?

— Si mi hijo sigue ahí adentro, si hay una parte de él ahí parado frente a mi, entonces se las pondrá voluntariamente y vendrá conmigo. Porque el sabe que estoy aquí para protegerlo de si mismo y de los demás. – Me quede quieta al escuchar el sonido de las esposas cerrándose. – Se que tu no eres mi hijo. – Aprete los puños al escuchar las esposas rompiéndose. Entre por la puerta metálica avanzando hasta quedar al lado de mi padre.

— Papá, aléjate de él. – Puse un brazo frente a mi padre. Allison le disparo con una pistola eléctrica, el nogitsune atrapo los cables sin mayor problema arrebatándole esa arma la que termino arrojando lejos. El siguiente en atacar fue Derek, que termino con un brazo roto, con un fuerte golpe en la cabeza y noqueado al chocar con una viga. Gire la vista al notar el arma de Chris directo a la cabeza de Stiles. – Señor Argent... no.

— Chris no hagas esto.

— ¿Por qué no? Ya lo he hecho antes, hombres lobo, berserkers, con gusto añadiré un nogitsune a la lista. – Papá saco su arma para apuntarle a Chris.

— No le vas a disparar a mi hijo. –

— Tu mismo lo dijiste alguacil. Ese no es tu hijo. – Estaba en una encrucijada, dejar que le disparen o ponerme en medio para defender el cuerpo de mi gemelo.

— Baja el arma... - Dijo mi padre. – Baja el arma.

— Papá quiere dispararme. Quiere matarme, papá.

— Papá, no lo escuches. No le creas. – Dije viendo fijamente a este, sus ojos estaban oscuros.

— Baja el arma, ahora o disparo.

— Aprieta el gatillo. Hazlo, dispara. – Mi corazón comenzó a latir a mil por hora, los gritos de mi padre, las palabras de Stiles, todo estaba haciendo que mi corazón se descontrolará por completo. - ¡Dispárame! ¡Dispárame!

— Conflicto. – Dije entre suspiros antes de girar la vista notando como la oscuridad inundaba la habitación. - ¡Basta! Ya no griten, es lo que quieren que hagan. Ya cállense los dos.

— No exactamente hermanita. Esperaba que Scott estuviera aquí, pero me alegra que tu estés aquí, la beta más fuerte y claro que ustedes me enseñen sus armas, porque no vinieron a matarme. – Gire la vista al ver a los Oni. – Vinieron a protegerme.

— Como lo odio. – Me quede frente a él para evitar que los Oni lastimaran el cuerpo de mi gemelo. Mis ojos cambiaron de color de inmediato y de igual forma mis garras hicieron acto de presencia. Mi padre y Argent comenzaron a disparar inútilmente. Comenzamos a pelear contra ellos, gruñí de dolor al sentir como aquella espada atravesaba mi hombro y otra hacia un corte profundo en una de mis piernas. Caí de espaldas viendo como el nogitsune se alejaba e iba.

— June. – Papá se acercó a mi ayudándome a sentarme.

— Estoy bien, voy a sanar. – Lleve mi mano hacia mi pierna al sentir como la sangre continuaba saliendo.

La chica StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora