Y yo que soy la persona más fría que podrías llegar a conocer, terminé derritiéndome en unos brazos que supieron exactamente darme aquello que necesitaba en ese mismo momento.
Porque desde el momento en el que su mirada y la mía chocaron, mi corazón se alteró y ahí supe que algo en mí estaba cambiando. Deseaba llenarle la cara de besos cuando a mí no me va eso, quería pasar las horas por las calles de la ciudad cerrando los bares y abriéndole la puerta al sol junto a él y yo no soy así.
Ahí supe que aunque te quiero, ibas a ser mi perdición el día que te fueras de mi vida.
También supe en ese mismo instante, que aunque aún no te habías ido de mi vida, ya te echaba de menos como la luna al sol.
ESTÁS LEYENDO
Huellas de una adolescente
Teen FictionEn este libro de textos, algunos más breves que otros, hablo sobre el dolor, el amor, sensaciones y sentimientos que sentimos todos a lo largo de nuestra adolescencia y algunas reflexiones que he ido escribiendo según las experiencias y el paso del...
