54. Decepciones

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Estoy tan destrozada, tan desconsolada, rota, apagada, vacía...

Me faltan adjetivos despectivos para describir el dolor punzante y constante que siento en el pecho ahora mismo.

He vivido el peor momento de mi vida, presentes mis amigos o eso creía yo que eran, amigos.

Me han decepcionado.

Cuándo peor estaba ellos dieron nieve a la bola de nieve para que se agrandase en vez de cortarle camino para que yo pudiera volar y avanzar en paz, algo que llevo pidiendo mucho tiempo a gritos desolados.

Me ha roto la persona a la que yo creía que conocía, a la que amaba sin importar qué tan mal me hiciera.

Me ha mirado a los ojos jurando no sentir nada, ni rastro del sentimiento tan puro y tan fuerte en sus células.

Ni rastro de lo que sintió, ni una mínima parte quedaba.

Sus ojos me miraban fríos, mientras esos a los que creo llamar amigos estaban mirando por puro cotilleo y echando más leña a este fuego.

Me sentí rota, sentía como cada trozo de mi corazón se rompía y como caían las lágrimas de mis ojos.

Huí de ahí, salí sin importar nada ni nadie y empecé a llorar recordando sus palabras y viendo la actuación de la gente de mi círculo más cercano.

Desde esa misma noche me juré a mi misma no volver a abrir mi corazón nunca más, porque no me merezco esto.

Huellas de una adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora