46. Mi mundo

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Me encuentro en clase, escuchando a mi profesor o profesora.

De un momento a otro mi cabeza deja de escuchar y analizar la información para desviarse a otro mundo.
Mis ojos miran un punto fijo, normalmente miran a la nada, a un punto sin nada en especial.

Mientras tanto, mi mente vuela.
Miles de pensamientos van a mil por ahora atravesando todas y cada una de las áreas de mi cerebro.

Mi mente se desvía a otro mundo completamente paralelo.
Dónde no existimos ni tú ni yo, solo nuestros recuerdos, recuerdos de aquel beso, aquella mirada y aquella lágrima.

No sólo existen los recuerdos de tu paso por mi vida y de tu ausencia, también miles de preguntas buscando un porqué.
Un porqué capaz de saciar mi enorme necesidad de saber.
Esa necesidad que sigue viva desde aquel día, cómo un fuego que arde quemándolo todo, absolutamente todo.

Cada día que pasa, voces del exterior me dicen sus teorías, palabras que me parecen creíbles al cincuenta por cierto ya que otra parte de mí piensa que tú no eres así y que no eres capaz de ello.

Pues tras meses de lucha entre cabeza y corazón, he descubierto lo idealizada que estaba tu imagen ante mis ojos, he descubierto que esas palabras y teorías sí pueden ser ciertas puesto que realmente no sé quién eres.

Sólo conozco a esa versión de ti que tú te empeñaste en mostrarme y que sigue grabada en mi mundo.

Mi mundo, un mundo dónde pienso en mí, en tí, en todo lo que pudo haber sido y no fue, en todo lo que sí fue, en lo que aspirábamos a ser.

Mi mundo, el mundo de los pensamientos, ideas, teorías, sentimientos y aspiraciones de futuro.

Ese mundo dónde no pido permiso para entrar ni para salir, dónde entro sin llamar a la puerta y salgo sin cerrarla, pues nadie entra aquí.
Dónde me guía una voz a la que no soy capaz de bajarle ni subirle la intensidad, esa voz que me acompaña a dónde voy y a la decisión que tome, esa voz que siempre habla y que nunca calla.

Ese mundo y esa voz son mi subconsciente, dónde sin quererlo ni pedirlo me teletransporto en momentos inadecuados cómo en clase por ejemplo, y en momentos en los que es más que necesario tumbarse mirando al techo y pensar en cómo actuar, cómo superar y afrontar las situaciones y cómo salir del paso.

Mi mundo, el mundo dónde se ocultan hasta mis más preciados secretos.

Huellas de una adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora