36. Enemigo

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Mi cabeza siempre fue mi peor enemigo.
Siempre supo cuál era la mejor forma de sabotear algo que estaba saliendo a la perfección.

Mientras yo jugaba mis cartas y estaba rozando esa felicidad plena en la cual tanto había trabajado, pum. Mi cabeza había que estado todo ese tiempo en silencio, había estado jugando sus cartas con una peculiar astucia.

Justo cuando las yemas de mis dedos estaban a milímetros de tocar el objetivo de mi felicidad plena, mi cabeza lanzaba su ataque contra la persona que veo día tras día en el espejo y qué realmente no sé si la quiero o la detesto.

Me hacía sobre pensar y pensar si realmente me merecía dicha felicidad y si detrás de ella encontraría una nube de traiciones, mentiras y sufrimientos.

Me llenaba de inseguridades la cabeza y el corazón, hasta tal punto que yo misma creía que no sería capaz de tocar por fin la felicidad que sí que me merezco por mucho que mi cabeza me haya dicho lo contrario durante años.

Huellas de una adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora