Hace cuatro meses que ya no estás presente.
Cuatro meses en los que no te he olvidado, no he dejado de pensarte, he hablado de tí conmigo y con el resto de la gente.
Me duele porque eso me hace estar ausente sin sentir ni padecer lo que pase a mi alrededor cómo si estuviera muerta en vida sin sentir ni un mínimo de dolor.
Te veo, me ves, nuestras miradas se cruzan pero ya no brillan tus ojos, tu cara es un semblante serio sin ánimo de vida ni de remordimiento mientras que mi corazón pide a gritos una mínima esperanza de que eso que me dijiste mirándome a los ojos no era cierto.
Él no quiere creerte porque te quiere demasiado, sigue pensando que eres mi chico, ese chico del que me enamore y de ahora ni veo ni queda ni rastro.
Mi corazón sigue esperándote, pero mi mente le agarra del brazo para que se levante y siga adelante.
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Huellas de una adolescente
Fiksi RemajaEn este libro de textos, algunos más breves que otros, hablo sobre el dolor, el amor, sensaciones y sentimientos que sentimos todos a lo largo de nuestra adolescencia y algunas reflexiones que he ido escribiendo según las experiencias y el paso del...
