Te vi y te volví a sentir cómo antaño solía hacerlo.
Volví a sentir el cosquilleo en mi barriga al mirar tu sonrisa.
La única diferencia es que ahora ya no la provocaba yo, si no ellos, ese grupo a los que llamas "amigos".
Siendo sincera, no pienso que realmente lo sean.
Pues no te dicen las cosas claras cuándo quizás necesitas saberlas, no te sueltan un "date cuenta de que no estás haciendo las cosas bien con una persona que te quiere de verdad", los que no te dicen que valores lo que tienes o que te centres en tus estudios y futuro.
Yo por mi parte, también me he dado cuenta de que hay personas que realmente tampoco lo son.
Porque cuando te vi, necesitaba su apoyo para no derrumbarme por completo.
Al ver cómo tu mundo seguía perfectamente intacto, como tus ojos verdes y marrones no expresaban emoción alguna al ver los míos que son y siempre serán idénticos a los tuyos; el mío se derrumbó a pedazos.
Me dolió porque sólo sentí el calor de algunos brazos rodeando mis emociones, no de todos los que se hacían llamar amigos.
ESTÁS LEYENDO
Huellas de una adolescente
Teen FictionEn este libro de textos, algunos más breves que otros, hablo sobre el dolor, el amor, sensaciones y sentimientos que sentimos todos a lo largo de nuestra adolescencia y algunas reflexiones que he ido escribiendo según las experiencias y el paso del...
