Nos estamos volviendo adictos a la soledad.A sentir paz, a no tener que dar explicaciones a nadie, a tener nuestro espacio, a no dejar entrar en el corazón ni en la piel a cualquiera, a ser autosuficientes y a brillar por sí solos.
Nos estamos volviendo adictos a las 4 paredes de nuestro cuarto, una playlist solitaria y nuestra propia presencia.
Nos sobra la gente que antes los hacía falta y no es miedo, es amor propio.
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Huellas de una adolescente
Genç KurguEn este libro de textos, algunos más breves que otros, hablo sobre el dolor, el amor, sensaciones y sentimientos que sentimos todos a lo largo de nuestra adolescencia y algunas reflexiones que he ido escribiendo según las experiencias y el paso del...