Hice como si nada, respondí amablemente y apagué el móvil. Me sentía vacía, dolida, decepcionada, sola.
Mi mundo se caía a pedazos.
En la adolescencia una de las cosas que sentimos que son más importantes son los amigos.
Yo acaba de quedarme sin ellos, un verano con dieciséis años y sin amigos.
Únicamente tenía dos o quizá tres amigas de verdad y ya era demasiado decir.La familia, tampoco ayudaba, buscaba refugio en otra parte muy importante de mi vida, mis primas.
Habían sido mi pilar desde pequeña, esas hermanas que no había tenido, éramos un equipazo.
Exacto, éramos.
Lo fuimos, hasta que un día sin motivo aparente, dejaron de contestar mis mensajes, mis llamadas y comenzaron a poner baches de por medio para vernos.Me sentía el problema, el marrón de todos.
Para colmo de la situación me había quedado sin plaza en mi instituto, no iba a hacer bachillerato en el mismo sitio donde había crecido los cuatro años anteriores. Pensándolo fríamente, quizás esto podria suponer un cambio en mi vida, lo sería sí, pero un cambio a mi favor.
Porque viéndolo desde la ventana de fuera de mi vida, me había quedado sin amigos y esta podría ser la oportunidad para salir de la zona de confort y conocer gente nueva.Tenía ganas de correr, gritar, llorar.
Romper todo lo que tuviera a mis pies y dejar todo el desastre que sentía dentro a mi paso. Me tentaba la idea de volver a hacerlo, hice una promesa pero total, esa persona ya no estaba en mi vida para ver si la cumplía ¿que más da no?La infancia y la adolescencia te la pintan como la explosión de color, amistad y planes guays de la vida, pero señores lectores, eso no es así.
Hay una parte negra, de falsedad, decepciones, dolor, lágrimas y depresiones.
No lo cuentan porque no es lo bonito, no es bonito no tener un grupo con el que salir al cine o ir a la playa, no es bonito sentirte sola un viernes a las 12 cuando sabes que esos desconocidos a los que tan bien conoces probablemente estarán de fiesta, no es bonito ir a una comida familiar y que haya silencio donde antes habían locuras y risas acompañadas de anécdotas o historias.No es bonito cuando te toca vivirlo pero bueno, supongo que el destino, mi viejo amigo, aunque ahora me juegue una mala partida me tiene alguna sorpresa preparada para el siguiente nivel del juego.
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Huellas de una adolescente
Fiksi RemajaEn este libro de textos, algunos más breves que otros, hablo sobre el dolor, el amor, sensaciones y sentimientos que sentimos todos a lo largo de nuestra adolescencia y algunas reflexiones que he ido escribiendo según las experiencias y el paso del...