84. Soledad

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Quererse nunca fue suficiente cuando se trataba de mi.

Di todo por personas y momentos que serían efímeros, pero deseaba con todas mis fuerzas que no lo fueran.

Al final comprendí que por mucho que te quise, nunca iba a funcionar ni a salir a flote ese barco porque sólo remaba yo.

Supongo que sigo creyendo en el amor por la forma en la que yo soy capaz de querer a alguien y por esa persona que en su día me la enseñó.

Duele ver cómo todos tienen a quién coger de la mano en los días de lluvia y con quién ver las películas de amor de Netflix en el sofá.

Nunca es tarde para empezar de cero, conocerme, quererme y mimarme de nuevo.

Pensándolo bien, la soledad nunca fue mala, sólo que la enfocaba de la manera errónea.

Huellas de una adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora