Quererse nunca fue suficiente cuando se trataba de mi.
Di todo por personas y momentos que serían efímeros, pero deseaba con todas mis fuerzas que no lo fueran.
Al final comprendí que por mucho que te quise, nunca iba a funcionar ni a salir a flote ese barco porque sólo remaba yo.
Supongo que sigo creyendo en el amor por la forma en la que yo soy capaz de querer a alguien y por esa persona que en su día me la enseñó.
Duele ver cómo todos tienen a quién coger de la mano en los días de lluvia y con quién ver las películas de amor de Netflix en el sofá.
Nunca es tarde para empezar de cero, conocerme, quererme y mimarme de nuevo.
Pensándolo bien, la soledad nunca fue mala, sólo que la enfocaba de la manera errónea.
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Huellas de una adolescente
Teen FictionEn este libro de textos, algunos más breves que otros, hablo sobre el dolor, el amor, sensaciones y sentimientos que sentimos todos a lo largo de nuestra adolescencia y algunas reflexiones que he ido escribiendo según las experiencias y el paso del...