9. Cuando te diga adiós

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Tú quizás no lo entiendas y yo esté esperando a que me detengas o quizás sea al revés.

Pero muy en el fondo sé que no lo harás, que no me detendrás, me dejarás irme con mis cosas y todo acabará ahí. No habrán más besos, ni más caricias, ni más noches bailando con la luna, ni más mañanas entre las olas del mar que formaban tus sábanas.

Probablemente mis besos serán borrados por otros labios y las caricias de mi piel serán convertidas en caricias de otras pieles. Probablemente no sepas más de mí ni yo de ti o quizás, solo quizás sepa de ti por lo que cuenten tus amistades o las mías. Tampoco aspiro a saber de ti, sin embargo estoy segura de que seguiré escribiendo como si fueras a leerme algún día.

Y cuando te diga adiós, será porque ya habré aprendido todo lo que el destino quería que aprendiese de ti, será porque ya no me quedará nada que hacer.
Y cuando decida irme, te darás cuenta de todo lo que hice para que el destino me dejara quedarme.
Cuando por fin consiga el valor para decirte adiós, no miraré atrás, no dudaré en seguir adelante, porque no querré ver cómo es tal fácil para ti soltarme mientras yo y mi corazón suplicaremos que nos pidas que nos quedemos mientras tú aseguras que sin nosotros todo estará bien.

Huellas de una adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora