Lilyane Howell
Después de despedirme de Brianna con la promesa de tomar un agradable té al día siguiente, me asomé por el gran ventanal que daba hacia Syrindel. Traté de despejar mi cabeza de todo pensamiento negativo con esa maravillosa vista para no preocupar a Kaira; la madrugada fue más que suficiente. Pero como siempre pasaba, ella siempre lograba ver mucho más allá de las paredes que yo construía y sentí sus brazos rodearme por la espalda.
El caramelo que había mantenido en mi puño cerrado, cayó al suelo.
―Lily, siempre he sabido darte tu espacio, pero... estamos en un lugar ajeno a nosotras y estamos enfrentando algo que no nos esperábamos. Por favor, considera el abrirte conmigo. ―Mi mentón tembló al escucharla―. Las penas se hacen más ligeras cuando se comparten. No estás sola.
No estaba sola. Repetí esa frase varias veces en mi mente para interiorizarla y sentirme mejor, pero una vez más el murmullo apareció y resonó un profundo: «Sí lo estás y siempre lo estarás». El escozor se hizo presente, mas no permití que la frustración y la tristeza se precipitaran por mis mejillas. No lloraría, no preocuparía a las personas a mi alrededor con una tontería como esa.
«Soy Lilyane Howell, princesa de Lyriamir, escogida de Ashyr... Y esto no podrá conmigo».
―Yo... no estoy bien, pero lo estaré ―musité y me giré para sonreírle a Kaira―. No caeré, te lo prometo.
―Siempre juntas.
―Siempre juntas ―hice eco y la abracé.
No sabía si ese murmullo sería la manifestación del lado oscuro al que tanto temía, porque ante él no valía mi esfuerzo por mantenerme entera, no había lado positivo, no había luz; pero debía luchar. Debía hacerme fuerte... era la única forma de salir de ese pozo y deshacerme del desagradable ahogo que me arañaba el pecho.
«Jamás podrás ganar», cerré los ojos con fuerza y si hubiera podido gritar un "cállate", lo hubiera hecho.
―La vida siempre nos presenta pruebas, Lily, una más difícil que la anterior. ―El cuerpo de Kaira temblaba―. Lo importante es no sucumbir nunca. ―Rompió el abrazo y me regaló una sonrisa.
―Debo luchar.
Ella negó con su cabeza.
―No, no debes ―susurró para mi sorpresa y me acarició la frente―. Lo correcto es "querer". Es así como el deber se convierte en poder y lograrás enfrentar lo que la vida tenga deparado para ti.
Como siempre, ella tenía toda la razón y eso disminuyó un poco la negatividad en mi cabeza. Un par de lágrimas surcaron libres mis mejillas; eso fue todo lo que me permití llorar y enderecé la espalda para repetirme que yo era Lilyane Howell, princesa de Lyriamir, escogida de Ashyr y que nada de eso podría conmigo.
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La princesa del Alba
FantasyEl preludio de la tormenta. Ese fue el presentimiento que tuve al llegar a mi ciudad natal después de tantos meses. Las intrigas han cobrado fuerza y la sombra de la guerra se cierne cada vez más sobre mi nación. Pero así como todo parece haber cam...