Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"People you know"
El dúo de mejores amigos echo por, Lily y Remus, iban tranquilamente por los pasillos después del toque de queda, ya que les tocaba vigilar al ser prefectos.
Hablaban en un tono tranquilo tratando de no hacer mucho ruido, con las varitas en mano para hacerles luz. Algún que otro cuadro se quejaba, pero por lo demás estaban tranquilos.
Ella de un momento a otro se acordó de lo que descubrió la última semana.
—Remus.
Él la miró en señal de que la estaba escuchando.
—Hace tiempo que te quería preguntar algo.
—¿Si? —preguntó curioso—
—Hacía mucho que me preguntaba algo. Hace poco pude comprobar que tenía razón.
Se estaba poniendo nervioso y necesitaba saber de qué hablaba.
—¿A qué te refieres, Lily?
Ella suspiró con miedo a ver como él reaccionaría
—¿Y bien? —insistió ya desesperado por saber la respuesta—
—Sé que eres un hombre lobo. —su tono de voz apenas era audible, pero él le escuchó perfectamente—
Abrió los ojos lo más que pudo y rápidamente se puso pálido.
—¿A qué te refieres? —rio nervioso—
—Remus, lo sé, tranquilo, no se lo diré a nadie. Además, finges de pena. —bromeó para que la tensión se fuera, aunque no funcionó— ¿Cómo pasó?
—Preferiría no hablar de eso. —su estado de ánimo decayó—
Un silencio incómodo se inundó de ellos.
—¿Cómo lo supiste?
—Era bastante obvio. Antes de luna llena estabas cansado y demás, al día siguiente de las mismas, estabas por horas en la enfermería y tenías nuevas cicatrices. —nombró con sus dedos—
Él solo asintió.
—Entonces creo que me has pillado y sabes la clase de monstruo que soy, entendería que te alejaras de mí.
Ella le miró incrédula. ¿Cómo haría eso?
Antes de protestar, un gran ruido se escuchó. Ambos se miraron.
—Ya voy yo, pero esta charla no termina aquí. —decía mientras se iba—
Él, por otro lado, continuó con su paso tranquilo, mientras mil y una cosas pasaban por su cabeza.
Tenía mil preguntas, no entendía como su mejor amiga lo había descubierto aún que se lo haya dicho anteriormente. Según él, fingía de maravilla.
Dio un par de pasos más hasta que se encontró con la rubia que hacía un par de meses que conocía y hacía más de un año que le atraía.
