Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"Happy birthday"
Desayunaba tranquilamente siendo de las pocas en el gran comedor, ya que era tarde, pero ella prefirió dormir un rato más, sus amigas no se lo negaron, sabían lo mucho que ella lo necesitaba.
De un momento a otro, sin saber como o porqué, tuvo un fuerte déjà vu en ese mismo sitio, igual de sola. Volvía a ser una simple niña de trece años que acababa de pelear con su hermano, derrumbada y devastada. Luego volvía a tener seis años, también en su cumpleaños cuando su madre le regañaba por haber echo algo mal, aunque realmente lo hizo Xenòfil, pero ella lo defendió. Recuerdos le venían a la mente sin darse cuenta de que algunas lágrimas se le salían. El recuerdo de ese terrible accidente lo remató todo, tenía un gran nudo en la garganta.
No se dio cuenta cuando se quedó mirando a un punto fijo mientras las gotas de agua corrían rápidamente por sus mejillas, una tras otra.
Se sobresaltó cuando escuchó un ruido haciendo así que se seque rápidamente las lágrimas.
—Oh Merlín, Ate... —la pelirroja se sentó a su lado para abrazarla por los hombros y atraerla a ella y acariciarle el pelo— No pienses demasiado —susurró para darle un beso en la coronilla y separarse— Feliz cumpleaños a mi rubia torpe favorita. —eso hizo que ella sacase una sonrisa— Así me gusta. —dijo para ponerle un regalo encima de la mesa cuidando que no se manchara—
—¿Qué es esto? —preguntó confundida—
—Ábrelo. —dijo con emoción—
Con suma curiosidad abrió el regalo rectangular. Cuando lo hizo se sorprendió.
—No.
—Si. —asintió contenta—
—¡No! —dijo emocionada tapándose la boca con la mano—
—¡Si! —sonrió—
Sacó con cuidado el objeto del envoltorio para así ver mejor la portada del libro, que sin duda el título Carrie resaltaba. Quería ese libro desde hacía mucho tiempo, siempre le gustó el terror y las cosas paranormales, aunque la única que lo sabía era la chica ahora sentada en su lado.
—¡Gracias! —le volvían a saltar lágrimas aunque de esta vez de felicidad para acto seguido abrazar a su amiga—
Cuando se volvieron a separar, ella admiraba el libro con una gran sonrisa y brillo en sus ojos increíble. Miraba las páginas con curiosidad, la ojiverde le veía sonriente, hacía mucho que no la veía tan contenta.
