Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"Theyhate me"
La semana pasó rápido y Atenea Lovegood, ya estaba en la torre de astronomía preparándose para ver la luna llena.
Recordó el plan que tenía para ver si sus teorías de que Remus era licántropo era cierto, así que mirando a través del objeto pudo distinguir a sus amigos.
Con su pelo recogido les vio entrar en el Sauce boxeador. Frunció el ceño, pero rápidamente se hizo de noche, en cuanto la luna se dejó ver, un gran aullido escuchó, poco después un lobo, un perro, un ciervo y una rata, salieron del árbol, cuidando de que nadie por los alrededores no les vieran, ella estaba escondida por si acaso en la torre.
Fue como si algo se le iluminara. Ahora entendía el porqué de los apodos, entendía todo.
Los había pillado, y no iba a mentir, una sonrisa traviesa se le salió de sus labios.
No iba a dudar en hablar con el castaño al día siguiente, pero de mientras, estuvo tranquilamente mirando la preciosa luna.
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Dicho y echo. Se despertó al día siguiente y fue a la enfermería, quería hablar con su amigo, pero también era por los cólicos que tenía como cada mes, así que no todo era mentira.
—Buenos días, Poppy.
—Buenos días, querida. —le sonrió la mayor— Lo de siempre, ¿verdad?
Ella asintió.
Mientras se sentaba, miraba la camilla que estaba cerrada para más privacidad, y algunas voces salían de ahí.
—Tómate esto.
Volviendo a la realidad, le sonrió cogiendo la poción y bebiéndosela con muchas muecas.
—Querida... ¿Qué es eso? —dijo señalando su brazo—
Rápidamente lo tapó.
—Nada. —rio nerviosa—
—¿Ha sido tu madre?
—No es nada, Poppy, créeme.
—Bien, pero tenga cuidado.
—Lo tendré. —le sonrió—¿Puedo hablar con un paciente?
—Remus está ahí. —le señaló la camilla sabiendo quien sería junto a una sonrisa—
—Gracias.
Le sonrió para luego irse hacia tal dirección. No mentiría estaba muerta de nervios, no sabía como reaccionaría ni mucho menos que diría, pero improvisaría.
Remus cuando escuchó pasos cerca, él mandó a callar a sus amigos.
