Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"You're beautiful"
Faltaban unos días para volver a Hogwarts. Ahora ella esperaba con ansias en su habitación a su mejor amiga y a su novio, ya que la primera iría para visitarla —de paso a James también— mientras que el castaño se tuvo que ir por culpa de la luna llena. No pudo volver hasta ese día.
Bajó corriendo cuando escuchó voces familiares.
—¡El amor de mi vida! —habló para correr a los brazos de la pelirroja casi tirándola al suelo—
Las dos reían aún abrazadas.
—Me ha dolido hasta a mí. —habló Sirius con una mueca—
—Después de nueve meses te acostumbras. —dijo el castaño con las manos en el bolsillo esperando su turno junto a un tono divertido en su voz—
Pasaron un rato ahí tiradas, hasta que la rubia decidió levantarse.
—¡Tú! —le dijo para dar un pequeño salto rodeando sus piernas en la cintura del castaño abrazándole con fuerza—
Correspondió el abrazo con fuerza y una sonrisa en sus labios que nadie se la quitaba.
—Lleváis sin veros dos meses.
—Cállate, Sirius. Eso es mucho tiempo. —habló la rubia para luego bajar y darle un beso en sus labios el cual el más alto correspondió rápidamente— ¿Cómo te han ido las lunas llenas? —preguntó preocupada apoyando sus manos en las mejillas del contrario—
—Ha ido bien, tranquila. Además, los chicos estaban contigo.
—Lo sé, pero ha sido estresante no poder verte a la mañana siguiente.
Sonrió mientras tenía las manos aún apoyadas en la cintura de la rizada.
—¿Cómo has pasado estos meses?
—Aburrida. —dijo encogiéndose de hombros—
—Estás más morena.
—Sí, fuimos a la playa un par de días.
—¿Por qué Sirius sigue igual de blanco que la nieve? —preguntó Lily con el ceño fruncido—
—Por qué soy una persona que no le da mucho el sol, ¿vale? Deja de restregármelo. —dijo secando una lágrima falsa—
—Espera, ¿he oído "aburrida"? —preguntó Euphemia incrédula— No sabéis lo que me alegro de que estéis aquí.
—¿Qué has hecho cariño? —preguntó el castaño mirándola con una sonrisa de lado—
