Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"I'm the problem"
Los días pasaron y no había nada nuevo.
Remus aún no perdonaba a Sirius por lo tanto no le hablaba. Los demás hacían malabares para poder estar con ambos y la chica aún no encontraba su tan querida libreta. Oh, y faltaban un par de días para el cumpleaños del castaño.
Peter estaba en su habitación. Cogió la libreta de la chica sin querer ya que la suya era igual.
Como siempre suele hacer antes de escribir lo sucedido aquel día, empezó a leer el contenido. Frunció el ceño al ver que esa no era su letra ni lo que hablaba, pero era realmente interesante.
Cuando leyó todo se quedó de piedra mientras buscaba el nombre en algún sitio. Decidió cerrar la libreta y abrirla por atrás encontrando el nombre. Se quedó más de piedra cuando vio que era de Atenea.
Justo los chicos llegaron juntos, algo que le sorprendió, pero estaba ocupado con otra cosa.
—¿Qué pasa colagusano? Parece que hayas visto a un dementor. -se burló James-
Ellos tampoco habían notado lo de la libreta ya que eran iguales, excepto el chico de cicatrices.
—Pet... ¿Esa es la libreta de Nea? -el chico asintió nervioso- ¿La has leído?
—Ha sido sin querer, pensaba que era la mía.
—¡Podrías haber parado cuando notaste que no era la tuya!
—¡Pero es que es muy interesante!
—¿Cómo sabes que es su libreta?
El adolescente cogió el objeto para señalar un bordillo algo roto, girar este y señalar una pequeña estampa de gato que tenía en una esquina.
—Siempre van con ella, yo solo me figo.
Los tres estaban realmente impresionados.
—Vale, ¿y qué tiene dentro como para que te haya dejado así?
—Mirarlo vosotros mismos.
—No voy a mirar su libreta.
—Hazme caso por una vez. —dijo nervioso—
El chico de pelo más rizado, cansado cogió el objeto.
—James, para.
—A lo mejor nos ayuda en algo.
—¿En qué? Sabemos muchas cosas suyas.
—No el porqué ve a los thestral.
—Ya nos lo dirá si quiere.
Sin hacerle ningún tipo de caso, abrió la primera página abriendo mucho los ojos.
—Chicos...
El castaño y pelinegro estaban apartados, les interesaba pero no querían evadir su espacio.
