Capítulo 10.

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"Go rest"

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"Go rest"

Los días pasaban, y chica caminaba a la sala común con kilos de ropa encima gracias al frío, y otros cuantos kilos más de libros. Sentía que en cualquier momento se le caerían las manos y brazos.

Con mucha dificultad llegó a su sala común. Se le cayeron los libros y apenas veía gracias a estos, pero lo consiguió. Al llegar se sorprendió de ver a Remus sentado en el sofá cuando miró por un lado de la pila de lo que tenía en brazos.

—¿Qué haces aquí? Es muy temprano. —dijo con un tono bajo—

Cuando levantó la cabeza se encontró con demasiados libros y una cabellera rubia. Se levantó al instante para ayudarla cuando reconoció esos rizos alborotados.

Cogió los libros que estaban más arriba, cuando lo hizo pudo ver a la adolescente con grandes ojeras en sus ojos pero también su gran sonrisa.

—Gracias. —habló algo avergonzada—

Ambos dejaron las pertenencias de la chica en la mesa que había.

—¿Has dormido si quiera? —habló el castaño sin poder evitar que su tono preocupante salga a la luz—

Se limitó a asentir aunque estuviera mintiendo, a decir verdad, a penas sabía dónde estaba.

—¿Tu que hacías aquí? Has evitado mi pregunta. —rápidamente se puso la mano para bostezar—

—Y creo que tu me has mentido. —dijo divertido después de ver el gesto—

—He preguntado antes, Lupin. ¿Estás bien?

Asintió.

—Simplemente ya no podía dormir más.

Ella también asintió en señal de que lo había escuchado. Luego hubo un pequeño silencio que ambos aprovecharon para observar al otro. Atenea se dio cuenta de esos jerseys del más alto que parecían de un señor mayor. En realidad siempre se había dado cuenta que cuando hacía frío se los ponía, y no iba a mentir, le quedaba muy bien.

Por otro lado, el de cicatrices vio como la chica usaba un cardigan marrón que ya parecía algo viejo, se dio cuenta que siempre los usaba cuando hacía frío. Nunca se habían fijado el uno con el otro.

Rápidamente un silencio incómodo los inundó. Jamás estuvieron tanto tiempo juntos y solos, solo aquel día en el lago negro y cada uno iba por su lado, y en clases desde luego no era lo mismo.

—Deberías dormir, Nea. No te ofendas, pero no tienes buen aspecto.

Ella soltó una pequeña sonrisa al notar que él había usado lo mismo que la rubia le dijo en la última luna llena. El castaño también sonrió.

—Gracias, Remus. —bromeó—

La chica fue hacia los sofás, estaba realmente devastada. Él la siguió.

ʟᴏᴠᴇʀ - ʀᴇᴍᴜꜱ ʟᴜᴘɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora