Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"I was very drunk?"
La mañana llegó. Ella se despertó gracias a la luz del día. La cabeza le daba muchas vueltas y ni siquiera sabía dónde estaba.
Se talló los ojos para sentarse con cuidado, miró al rededor viendo a los chicos dormir.
Abrió los ojos dándose cuenta.
Rápidamente, miró a su lado, pero no vio ni rastro del castaño. Suspiró pasándose las manos por la cara. Entonces, fue cuando la puerta se abrió.
—Vaya, alguien ha despertado. —ella le miró—
—Hola. —sonrió levemente— ¿Qué es eso? —preguntó mirando las cuatro bandejas que llevaba—
—Para ti y el resto.
Sonrió.
—Gracias. ¿Estaba muy borracha?
—"Muy" se queda corto.
—Merlín, ¿qué dije? —preguntó mientras cogía el café que él le extendía— Gracias.
Se sentó junto a ella.
—Me contaste que te amenazaron. Me contaste la historia de tu tío. Y... Me dijiste que me querías me echabas de menos, que te había hecho mucho daño pero igualmente me esperarías.
Cerró los ojos.
—Mierda. Lo siento.
—Tranquila. —sonrió bajando la cabeza—
—¿Dije algo más?
Negó.
Ella ni siquiera se había dado cuenta de la camiseta que llevaba. No sabía si tenía lo de la fiesta o no, pero en ese momento no le importó. Estaba ocupada comiendo mientras miraba a un punto fijo pensando en todo.
Él la miraba pensando en si decirle lo que él y su amiga habían descubierto o no. Pero entonces, oyeron quejidos.
Los chicos habían despertado.
—¿Qué días es?
—¿Dónde estoy?
—¿Quién soy?
Se tallaron los ojos sentándose en sus respetivas camas. James se puso sus gafas.
—Buenos días. —habló ella con una pequeña sonrisa—
Los tres parpadearon un par de veces.
—¿Qué haces aquí?
—Oh, me he acostado con Remus. ¿Qué creéis?
—¿En serio? —preguntaron James y Sirius emocionados—
—¡No!
El castaño se había puesto rojo, así que con magia les llevó las bandejas.
