Capítulo 34.

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"Love is in the air"

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"Love is in the air"

Las vacaciones pasaron como si de una botella de vino tratase, todos cambiaron demasiado.

Explico, Remus y Peter iban a casa de los Potter como cada verano de vez en cuando, pero por muy mala suerte del licántropo, cuando iba, ella no estaba, ya que o bien, se había quedado a casa de Lily o salía con Euphemia a hacer recados, puesto que si la dejaban quedarse, decidió que tenía que ayudar.

Los chicos por alguna extraña razón, empezaron a fumar, aunque no lo hacían muy seguido, puesto que los padres de los tres no se podían enterar, y la nueva hermana de los adolescentes les echaba la bronca.

Ella pegó un pequeño estirón y se cortó el pelo, al igual que el resto, a excepción de Sirius. Ahora su pelo, en vez de por casi la cintura, le llegaba por los hombros más o menos. Evidentemente que los chicos crecieron un poco más, y las facciones de sus caras se hicieron más notorias, como la mandíbula, tenían más músculo. Todos los que pensaron que en cuarto año ya habían pegado su último y mejor estirón, estaban completamente equivocados.

James seguía enamorado de Lily, ella de él, Remus de Atenea, ella estaba confundida, Sirius parecía que salía con el chico con el que tuvo esa cita en San Valentín del año pasado, Peter no se quedaba atrás, también salía con aquella chica de San Valentí. Todo iba bien, demasiado.

Cuando llegaron a la estación de tren, ella se puso demasiado nerviosa, vería al castaño después de meses.

—Tengo muchas ganas de ver a mi Lily-flor. 

Le miraba divertida.

—Supéralo, James, solo pasó una vez. —dijo mientras con la mirada buscaba a dicha chica—

—Déjame ilusionarme en paz.

Ella rio, y cuando vio a su mejor amiga, se despidió de los mayores, les dijo a los chicos que los vería en el tren, y se fue.

—¡Lily! —la pelirroja cuando la vio, chilló asustando a las personas de su alrededor y se abrazaron como si no se hubieran visto hacía literalmente dos días—

—¿Cómo vas con los Potter? —dijo cuando se separaron—

—Genial, mi habitación ya está decorada totalmente. —sonrió orgullosa—

—¿Y como va tu confusión con cierto castaño?

Su sonrisa desapareció.

—Ate, ¿le estás evitando?

—No.

—Entonces, ¿por qué cuando me ha visto lo primero que ha hecho es preguntar por ti? —elevó una ceja—

—Buena pregunta.

—Ate... Es normal que tengas miedo, pero ahora no te funcionará venir conmigo para no verle.

ʟᴏᴠᴇʀ - ʀᴇᴍᴜꜱ ʟᴜᴘɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora