Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"Expecto patronum"
Los días pasaron y ya se acercaba la luna llena.
El adolescente caminaba por los pasillos con cansancio deseando llegar a su habitación y encontrar su chocolate, ya que el que siempre tenía en la túnica, había desaparecido misteriosamente.
Abrió la puerta del cuarto encontrándose a Atenea estirada en su cama con la cabeza sobresaliendo, chocolate en la boca y con las gafas de James en la mano. Este estaba en su cama diciéndole que le devolviera las gafas mientras jugaba con la snitch dorada. Sirius miraba sus vinilos y Peter estaba comiendo dulces.
Un día tranquilo en su habitación.
—Merlín, estas ciego. —dijo la chica cuando se probó las gafas quitándole trozo de chocolate para hablar—
Se puso bien cuando vió al castaño del revés.
—Hola. —sonrió—
—Te quedan bien. —dijo señalando las gafas—
—Lo sé.
—No es verdad. —dijo James— Ahora devuélveme las gafas, me estoy mareando.
—Sí, que si no, el ciego no puede ver. —dijo Sirius con diversión—
El azabache le miró mal mientras ella se ponía de pie devolviéndole sus prismáticos.
Cuando volvió a la cama, el chico se sentó soltando un largo suspiro. Ella le ofreció del chocolate que había cogido de su túnica haciendo que riera levemente.
—Tu me has cogido el chocolate.
—Lo siento, tenía hambre.
Él rió para cogerle del brazo, atraerla y abrazarla.
La puerta se abrió dejando ver a la pelirroja.
—Hola chicos.
—Hola Lily-flor. Tu novio el miope está por ahí. —señaló la cama de James—
—Lo sé, lo estoy viendo.
—Lo digo porqué él no ve bien, quiero que se oriente.
La ojiverde se acercó a su pareja divertida.
—Lo que tengo que aguantar.
—Me adoras, Jamie. Acéptalo.
—Jamás.
—No has dicho que no me adoras. —sonrió orgullosa—
—Has caído en su trampa, cornamenta. —dijo el de pelo más largo negando con desaprobación—
La rubia miró a Remus que le abrazaba de la cintura.
—¿Estás muy cansado?
Él asintió mientras la Gryffindor le acariciaba el pelo.
