Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"Girls day"
Esa vez estaban Lily y Atenea, sentadas juntas en clases. Hacía mucho que no pasaban un día juntas, lo echaban de menos, así que decidieron que ese sería un día de ambas, quizás con el resto más tarde.
Apuntaban lo que el profesor Slughorn decía y explicaba de sus pociones.
Por otro lado, el castaño estaba totalmente perdido. Esa asignatura no era su fuerte ni mucho menos.
La clase terminó. Ellas recogían mientras hablaban de cosas al azar, aunque la mirada de la pelirroja se desvió cuando escuchó una risa, proveniente de James. La rubia le siguió la mirada, y la volvió a mirar con una sonrisa.
—Deberías de hablarle tú a él.
—Me odia.
—Lo dudo muchísimo. Sólo inténtalo
—No lo sé, Ate...
—Claro que lo sabes, vamos. —las dos con las mochilas en los hombros, la cogió de la mano llevándola con los chicos—
Cuando el de gafas cambió su expresión a una más seria, los tres con el ceño fruncido, le siguieron la mirada.
La rubia sonrió ante la idea de que el castaño hubiera perdonado al pelinegro, aunque siempre era la misma respuesta: "No lo he perdonado, solo tenemos amigos en común".
Pasó un mes de eso, hasta la luna llena pasó, que fue un día muy duro para ella, estaba realmente preocupada y se pasó toda la mañana tarde y noche en la enfermería con él. A pesar de todo, Sirius aquel mes le ayudó le gustará o no al contrario, en el fondo lo agradecía.
—Lily... —dijo confundido mirando a la rubia en señal de sí le podía dar alguna explicación—
La ojiverde suspiró.
—Hola, James.
La mejor amiga de la ya nombrada, disfrutaba de la escena, siempre que podía la molestaba con James, hasta que se dio cuenta de que no se enfadaba porque lo "odiaba", más bien le empezaba a gustar. Era la primera que creó un nombre de la pareja "Jily". Su mejor creación.
—¿Cómo estás? —dijo ella nerviosa—
Fue la primera vez que la vieron nerviosa y que no fuera algo de clase.
—Bien, bien. —parecían los típicos niños de ocho años que acaban de empezar una relación sin tener idea del amor—
Hizo una mueca.
—Lo más penoso que he visto en mi vida. —le dijo al castaño, que ahora estaba a su lado—
