Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Halloween costumes"
El día siguiente llegó. Ella se levantó la primera, se aseó, se puso ropa muggle al ser Sábado y se dirigió a la enfermería. Apenas eran las seis de la mañana, pero no podía dormir y necesitaba verlo.
Tenía unas ojeras horribles a decir verdad, y el dolor de la menstruación lo único que hacía, era empeorar las cosas.
Iba realmente diferente a como se la veía en quinto año, su estilo cambió y eso fue muy notorio y aunque no saliera del castillo, siempre se arreglaba, incluso a veces se maquillaba un poco, ese era uno de los días, tenía un aspecto horrible.
Llevaba un jersey rojo encima de una camisa negra de tirantes con unos tejanos anchos y sus converse rojas. Tenía varios zapatos de ese tipo, eran sus favoritos y para cada conjunto tenía un color o diseño. Se había vuelto muy coqueta en ese aspecto, le importaba como se veía y un poco como la veían los demás.
Muchas adolescentes envidiaban el nuevo estilo de ella, sobretodo por qué anteriormente siempre iba con lo mismo eso era motivo de burla hacia ella, cosa que no se volvió a repetir cuando se mudó con los Potter. La mimaron bastante, en realidad a los tres.
Oh, y no podía faltar su libro en mano, siempre llevaba uno, pero cuando visitaba a Remus, trataba de llevar tres, mínimo.
Se dirigió a la enfermería con la cabeza alta, algo que Euphemia le enseñó hacer siempre, pasase lo que pasase.
Poppy no se sorprendió al verla.
—Buenos días, querida.
—Hola, Poppy. —le dio una alegre sonrisa aunque se estuviera cayendo del sueño—
La enfermera, cuando se enteró de que se había ido de esa horrible casa, se alegró mucho, lo hizo más cuando supo que los Potter la cuidaron y le dieron todo el amor que le faltaba. Cada vez que la veía con uno de sus conjuntos, automáticamente se le plantaba una sonrisa de orgullo en los labios. Lo mismo le pasaba a Minnie.
—Se acaba de dormir.
—Lo suponía. ¿Me puedo quedar igualmente?
Asintió con una sonrisa, era difícil decirle que no.
—Pero antes, debe de tomarse la poción para los cólicos.
La chica sin decir nada, asintió, se la tomó y se fue hacia la camilla dejando un aroma floral.
Todos notaron su gran cambio, quizás antes era ya muy madura, pero definitivamente ahora se estaba convirtiendo en toda una mujercita.
Se sentó en la silla que había un poco alejada de la camilla, la acercó para ponerla a su lado, cuidadosamente, le dio la mano y empezó a leer, aunque no tardó en dormirse de igual manera que el chico.
