Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"Full moon"
Era el día de luna llena, también el día que le llegaba la menstruación a ella, el día que sus amigos más odiaban, los cambios de humor del castaño duraban unos días, en cambio, los de rubia, duraban hasta que se le acabara ese horrible periodo hasta el mes que viene. El chico la ayudaba cuando se terminaba la luna llena, siendo y no siendo novios. Ella le ayudaba cuando era el día, pero mientras ambos chocaban, era un caos.
James estaba en el gran comedor con la cabeza entre los brazos, Sirius acariciándose la sien mientras que Peter comía viéndolos discutir.
—Merlín, Remus. A veces eres un dolor de cabeza.
—¿Yo soy el dolor de cabeza? Me acabas de decir que no querías chocolate y me acabas de robar del mío, aclárate.
Las chicas ni siquiera estaban, eran más listas e iban a otras mesas cuando ellos estaban así.
Pero sus discusiones por un simple chocolate no eran lo peor. Lo peor era cuando se daban cuenta de lo dicho y se besaban prácticamente sin control, eso pasaba en la habitación, quizás las hormonas del castaño estaban disparadas, pero seguía teniendo algo de vergüenza.
—Eres muy infantil. Supéralo.
—Oh, sí, perdona, se me había olvidado que hablaba con la que acaba de llorar por qué sin querer ha matado a una maldita hormiga. —solo era primera hora de la mañana y habían discutido lo que no hacían el resto del año, también se besaban como no lo hacían el resto del tiempo—
—¡Quizás tenía una familia!
—¡Es una maldita hormiga!
—No tienes sentimientos.
Él rodó los ojos.
—Tienes el corazón de piedra.
—Era una estúpida hormiga.
—Y eso era un estúpido trozo de chocolate.
—El chocolate no es estúpido.
—¡Tampoco la hormiga!
Mientras iban de camino a clases, él estaba detrás de ella disculpándose.
—Perdón, no era una estúpida hormiga. —dijo algo cansado—
No solo por la situación, sino que no dormía.
Ella le miró de arriba bajo poniéndole nervioso, igual que lo hacía cada vez que simplemente le miraba.
—¿Sigues sin dormir? —preguntó dulce—
—Ya sabes que sí.
Se acercó haciendo que pasara su brazo al rededor de ella atrayéndola, dándole un beso en la cabeza.
—¿Dónde está tu vergüenza? —dijo divertida separándose un poco para poderle ver, cuando lo hizo lo vio rojo—
