Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
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"I can't tell you"
3 de Septiembre.
10 meses que estaban juntos.
Algo que él nunca creyó que sucedería, menos con la persona la cual suspiraba por ella desde prácticamente siempre.
Ese día, tocaba clases, por lo que ella se levantó antes yendo a su habitación para cambiarse y demás. Antes de irse, le dio un beso en la mejilla al chico, tratando de no despertarle.
Bajó las escaleras de su habitación para ir al gran comedor.
—¡Cuñada!
Ella rió al reconocer esa voz.
—Hola, chicos. —frunció el ceño al ver que faltaba alguien— ¿Y mi precioso novio?
James y Sirius abrieron las bocas ofendidos.
—¿Ya no te importamos?
—No. ¿Dónde está?
—Tóxica. —dijo el del pelo más largo—
—Cierra el pico o se acaba la saga Sirius.
—No, la saga Sirius es la mejor.
—Mientras no sea la saga Potter, a mí me da igual. —sonrió el de gafas metiéndose en la conversación—
—Tranquilo, esa saga también acabará.
Entrecerró los ojos haciendo paso a una especie de guerra de miradas.
—Buenos... —habló Lily, pero al ver que los tres hermanos que no eran de sangre, hacer una pelea de miradas, se cortó a sí misma— Olvidarlo.
—¡Lily-flor! —habló el azabache yendo hacia ella—
La pelirroja rió para abrazarle y darle un beso.
—¡No comáis delante de los pobres! —el pelinegro reprochó mirándoles mal—
—¡Ja! ¡He ganado! —exclamó la rubia haciendo un baile raro—
El otro rubio reía mientras la miraba celebrándolo con ella.
Los dos chicos la miraban mal, pareciendo de nuevo, niños pequeños.
—¿Por qué parece que estén invocando a alguien? —preguntó Marlene desde el final de las escaleras—
—He ganado a James y Sirius.
—Felicidades. Me da igual en qué, me alegro de que lo hayas hecho. Al menos bajas un poco su ego.
—Eso jamás, preciosa.
—¿Vamos a desayunar? —preguntó Lily algo harta—
Todos asintieron y fueron hacia ahí.
Realmente no le importaba mucho que el chico no hubiera bajado ya, confiaba en el ciegamente, no era día de luna llena y quizás ya estaba ahí.