Conocía a los Merodeadores, y realmente no sé llevaba bien con ellos pero, ¿quién diría que gracias al profesor Slughorn sería parte de los Merodeadores? ¿Quién diría que gracias a este profesor, ella acabaría totalmente enamorada del castaño con ex...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"I don't trust her"
Los días pasaron junto a las clases de Moody, unas que iban muy bien, demasiado a decir verdad.
Se encontraba en su habitación recogiendo las cosas, ya que al día siguiente se iban a casa de los Potter por Navidad.
Ese año estaba yendo especialmente rápido, y eso les asustaba de cierta manera.
Cuando terminó, se dirigió al lago negro caminando tranquila, respirando con calma, admirando todos los rincones de ese gran castillo, el mismo que le ha dado muy malos momentos, pero otros increíbles. No veía el día de contarles a sus hijos —si es que tenía— sobre su estancia ahí y esperando que tuvieran la misma o más suerte.
Sonreía mientras veía a niños de primero divertirse, como solía hacerlo antes de ser la primera víctima de Snape para luego ser molestada el resto de sus días y hacer de su vida un infierno. Aunque las chicas hicieron que todo pareciera que estaba bien.
Cuando volvió la mirada hacia delante, vio a Christine. La platinada con nervios, se acercó, mientras ella fruncía levemente el ceño.
—Hola. —rió nerviosa—
—Hola. —dijo algo confundida—
—Lo siento. —habló suspirando— Fui una idiota, cobarde e imbécil. Tienes todo el derecho de odiarme, nunca me perdonaré lo que te hice, fue cruel e inmaduro, no te lo merecías. Lo hice porque tenía celos de ti.
Frunció más el ceño.
—Quiero decir, eres guapa, inteligente, valiente, tienes a todos en la palma de tu mano... Eres increíble e intenté quitártelo para que fuera mío. Gran error. —rió de nuevo, nerviosa— Siempre te veía por los pasillos ayudando a estudiantes mayores o menores, no importaba, yo quería eso, pero no lo tuve, y lo que me quedaba era Remus y burlarme de tu cuerpo.
La rubia se mantenía firme mientras la escuchaba sin ningún tipo de reacción.
—Metí la pata hasta el fondo con eso, no te lo merecías, se nota que Remus te quiere desde siempre, y tu cuerpo es jodidamente perfecto. Pero eran celos, siempre lo eran. Y Merlín, ojalá solo haberlo hecho el año pasado, pero te estuve atormentando años. Lo siento muchísimo, no espero que me perdones, pero sí que me escuches. —soltó otro suspiro—
—Fuiste idiota, cobarde, imbécil e inmadura. —dijo estando de acuerdo— Pero después de todo, me di cuenta de que no valía la pena, daba igual, el daño ya estaba hecho. Pero he crecido y madurado, y me haya hecho mucho o poco daño, te he perdonado hace tiempo.
—¿En serio? —preguntó emocionada—
Asintió sonriendo.
—No podía estar enfadada toda la vida. Y sí, soy rencorosa, pero no era mi mayor preocupación.