Por ti, Niño || DaeJae

Miradas

Capítulo 28

Se lo lleva con jalones a su auto. Me quedo si poder hacer algo, en sí, no es que no pueda, es que no debo o le empeoraré las cosas a mi pollito.

Más tarde le mando un mensaje para mínimo saber si esa loca no lo aventó fuera del auto. 

■¿Cómo estás?

▪︎Bien, no te preocupes por mí. 

Es un llorón, claro que no está bien luego de lo ocurrido.

■Deja la ventana abierta. Subiré cuando salga de trabajar.

▪︎Sí 💕

No puedo estar tranquilo. Dije que sería una tontería llevármelo sin tener nada pero así como es esa señora me dan ganas de alejarlo de ella lo antes posible. 

Después de trabajar subo a su habitación, no vaya a querer ponerle barrotes. Mi pollito sí dejó la ventana sin seguro.

—Pollito —le susurro en el oído. 

—¿DaeHyun? —empieza a abrir los ojos, se ve que le cuesta mucho trabajo.

—¿Quién más? —entro a la cama y le doy un beso en la mejilla. Tiene algo en el pómulo—, ¿Qué te pasó? ¿Fue tu mamá?

—Sí.— Frota la mano en su ojo.

Lo volvió a hacer porque no estuve presente. Esa bruja me va a escuchar.

—Tengo que hablar con ella...

—Dae, noo —me detiene con un agarre en el brazo—. Estoy bien, además son las 3 de la mañana.

—No es justo que te trate así. Me da coraje porque no puedo hacer mucho para ponerle un alto, no mientras tú no me dejes.

—Es mi mamá, no puedo dejar que tú u otra persona le haga daño.

—Ya lo sé.

—Gracias por entender.

—Ahora que ella sabe de lo nuestro y obviamente se opone, ¿Qué harás?

—Ya dije que cuando pase el examen estaré contigo sin importar lo que ella opine.

—Ven conmigo.

—¿A dónde?

—A vivir a la casa de YongGuk, será hasta que entres a la Universidad, para ese entonces o incluso antes, ya tendré mínimo una pequeña casa, una habitación o algo para nosotros dos.

Me agarra de la mano—. Dae, no quiero ir a la casa de YongGuk.

—¿Estarás bien aquí?

—Sí. Seré paciente.

—Yo no lo soy.

Acerco mi rostro al suyo y plasmo mis labios en su boca.
Degusto del sabor único de sus comisuras. A medida que avanzan los segundos el beso se va profundizando, sus manos reposan en mi pecho y las mías juegan en su cuerpo de una manera suave. Lo quiero mucho, siempre que lo toco me dan ganas de protegerlo. Nuestras miradas se conectan, sin decir palabra alguna, solo mirando esos ojitos llenos de ternura, me dice -te quiero-... Ah, Dios, qué cursi me estoy poniendo.  

—Quédate aquí —se ve muy cansado.

—Ya duerme —le doy un beso justo en la herida de su rostro y acomodo mejor su cuerpo en mi pecho.

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Estos días hemos hablamos por teléfono muy poco, casi nada porque también he estado muy ocupado en el trabajo. Además que su bruja madre no lo deja solo ni un momento. Me irrita no poder verlo cuando quiero.