picnic

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Isabel

Toshio y yo estábamos cantando a todo pulmón una de Linkin park dejándonos guiar por la música subi un poco de velocidad a mi poderosisima carcacha.

—¡I've given uuuuuup! I'm sick of feeling
Is there nothing you can say?
Take this all away
I'm suffocating, Tell me what the fuck is wrong with meeee!!!.

—¡¡Detenteeee!!–Toshio me apunta a una chica que estaba en media calle.

Sin pensarlo piso al freno, cierro los ojos y meto presión al claxon con un pitido ensordecedor.

–Esta averiado el claxon.– Dije teniendo aún los ojos cerrados esperando a que Toshio me diera lo peor de las noticias.

–¡Ibas atropellar a tu hermana!– Abro los ojos para confirmar, Valentina con terror miraba la combi.

Toshio sale del auto, para irse, yo saco la cabeza de la ventana.

–Valentina, ¡¡Súbete!!

Valentina temerosa, hace caso y se sube en el asiento del copiloto después de eso arranco el auto.

–Perdón, no quería asustarte así.

–¿Dónde estabas? ¿Por qué estás conduciendo esta monstruosidad?

–Bienvenida a mi nuevo auto.

–¿QUE? ¿ESTAS LOCA?

–¿Loca? Si. De amor.

–¿LO PAGASTE CON LA TARJETA DE PAPÁ?

–No. Toshio lo compro a mi nombre, y obvio el dinero se lo deposité, no podía comprarlo porque era menor y no tengo licencia de conducir.

–¡Se va dar cuenta mi papá! ¿No pensaste en eso?

–Obviamente si, pero yo quería tener mi propio automóvil o al menos sin GPS.

Valentina se cubre con las dos manos, suspira.

–No sé cómo vaya a reaccionar papá pero espero que no se ponga duro a la hora del castigo, y otra cosa porque una vieja combi. ¿Y por qué huele feo?

Valentina empieza a inspeccionar con la mirada al auto, ve a los lados, y en la parte trasera.

–¿Si te fijaste que en los asientos de atrás tienen unas dudosas  manchas, verdad?

–Es que lo compré en un alquiler de autos.– Dije sonriéndole con exageración, esperando a que me regañara.

–Ya veo, ¿Por qué no compraste uno nuevo?

Suspiro.–No lo sé, de hecho no era la idea de escaparme del colegio y comprar un auto.

Nos quedamos calladas por unos segundos.

–Íbamos por el centro comercial para hacer unas compras pero antes de eso pasamos por el lugar del alquiler, vi la combi y no sé porqué me dió tanta nostalgia que decidí comprarlo pero él chico obeso me dijo que no lo vendían, pocos segundos después me reconoció por lo de Réves y empezó hacer alboroto llamando la atención del dueño, yo le dije al dueño que cuánto daba por el auto pero el tipo no estaba convencido y entonces Toshio me ayudó hablando referencias sobre mi papá, él dueño se incorporó y me prestó más atención y ahora lo que estaba haciendo era evaluar el auto para venderlo con nosotros.

–A pesar de que te dijeron que no vendían está chatarra te aferraste a comprarlo ¿sólo por qué te inspiró nostalgia?.

–Exacto, lo voy a llevar con el mecánico para que arreglen el claxon y le quiten los asientos atrás porque le voy a poner una cama.

–Pero primero vamos con papá para que te dé permiso y después haces planes.–Asiento y sonrío.

–Y si lo acepta lo primero que haremos es quitar el mal olor y limpiarlo con sahumerio para quitarle de malas energías.

Me empiezo a reír.

–¿De que te ríes Isabel?

–Es absurdo, o sea, me regañas por comprar el auto porque me incitó la nostalgia pero quieres limpiarlo de supuestas "malas energías"

–¿Y qué con eso Isabel?– preguntó con seriedad y enojo.

–¿Qué con eso? Pues que tiene más lógica la nostalgia que supuestas creencias.

–No conocía tu parte ignorante de ti, Isabel.

–Tampoco conocía esa parte de tus creencias Valentina. A caso prácticas... O peor aún me hechizaste para fijarme en...

–¡Ay! ¡Por favor Alexa Juárez te escuchas más absurda con tus ideas de mi!

–¡Odio que me digan por ese nombre!

–¡Basta! Quiero bajarme.

–No. Tengo planeado llevarte al centro park.– Dije estacionando la combi afuera de la entrada.

–¿Por qué razón?

–Quiero remediar lo que hice en el colegio, no debí dejarte sola, no debí reaccionar así, por favor perdóname por juzgarte mal.

–Esta bien, te perdono.–Dijo, acariciando mi mejilla.

Bajamos del auto al mismo tiempo, abro la puerta de atrás para sacar el canasto lleno de alimentos.

–¿Vamos de picnic?– preguntó Valentina.

–Asi es.

–¡Que emoción!

Valentina brincaba cómo una niña pequeña.

Después de una larga caminata para acoger el mejor lugar, por fin lo habíamos encontrado, cercas del lago, había poca gente y el clima estaba perfecto para la ocasión, después de dos horas de charla, abrazos y besos, por fin había llegado el momento más esperado.

–Eso es bueno espero que acabe bien.

–Lo sé, espero también eso.

Valentina observaba el lago con serenidad, yo la observo, memorizando cada detalle de su rostro.

–Valentina...

–Si, dime.– Ella quita la mirada en el lago y se voltea para verme a los ojos, segundos después me regala una calida y dulce sonrisa.

Estaba nerviosa de lo que iba hacer pero era ahora o nunca, volteo hacia el canasto para sacar un estuche de  collar de terciopelo negro.

Ella me mira extrañada pero aún más cuando me inco hacía ella.

Abro el estuche y le pregunto:

–¿Quieres ser mi novia?

Mi preciado secreto (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora