Felicidad, tormenta y paz

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Valentina expresa sorpresa y ternura; sin embargo yo estaba súper nerviosa por dentro, ella se acerca a mí y me abraza.

-Si, quiero ser tuya por siempre.

Sonreí al escuchar su dulce voz cercas de mi oído, me acerco a su boca para transmitirle un te amo por medio de mis labios apoyados a los suyos, expresarle todo ese amor intenso que tenía reprimido.

Después de un intenso y cálido beso nos dedicamos a mirarnos, perdí la noción del tiempo al verla y grabarme cada detalle de ella, me hipnotiza cada vez que veo su bello rostro.

Lo peor que te pueda pasar en esta vida es no saber que es lo que ven en tí ante los ojos de tu ser amado.

El collar que le dí tiene una mariposa complemente dorada, en medio de la mariposa tenía un quilate de 3mm de diamante.

-Esta mariposa te acompañará a cualquier aventura que te encuentres en la vida si es que algún día no llegue acompañarte, ahí estaré cuidándote como un amuleto.

Ella sonrie y me obsequia la mirada más hermosa y tierna que haya podido ver en una mujer.

-Quede impactada a todo estos hermosos detalles, gracias por hacerme la mujer más dichosa al compartir una vida contigo.

-Por ti lo que sea.

-¿Lo que sea...?

-Si...-Respondo nerviosa.- Me señaló para acostarnos en el pasto.

Mi cabeza estaba en el pecho de Valentina mientras ella me estaba acariciando el cabello, estuvimos en silencio por unos minutos, observando un rato las nubes, volví a perder la noción del tiempo no sé cuándo y a qué horas nos quedamos dormidas.

Desperté por un brusco sacudido de Valentina, no estaba de todo consciente solo me sentía confundida.

-¿Qué? ¿Que pasó?.- pregunté.

-¡Tengo diez llamadas perdidas de mi mamá y siete de papá!

Cuando me dijo eso sentí un mini infarto en mi interior, inmediatamente saqué mi celular del bolsillo y tenía las mismas llamadas perdidas.

-Nos va ir mal isabel.- me veía con terror.

-voy a llamar a mi papá para avísale que vamos para la casa.

Después de media hora nos encontrabamos en la combi en camino a casa después de la llamada que tuve con mi padre las dos nos quedamos sin saber que había pasado el resto del día, nos quedamos profundamente dormidas que no sé que hubiera pasado si no nos hubiéramos despertado en medio de un inmenso parque de nueva York.

Mi papá se encuentra en la puerta principal de la casa con los brazos cruzados. Es nuestro fin, pensé.

Al mismo tiempo salimos de la combi.

-¿Que hacen en un automóvil que no está inspeccionado por mi y mucho menos tiene GPS?- preguntó papá.

-Me lo compre esta tarde.- Dije en voz baja.

-Perdón, no te escuché ¿Que dijiste?

-¡Es mío, me lo compre esta tarde!

-ves esos porsche.- Di media vuelta.

-Si...

-Son tuyos ¿Lo sabías? Puedes agarrar cualquiera de esos.

-Pero a mí no me gustan esos autos.

-Esta bien... si no te gustan están bien, ¿Por qué ninguna de las dos me contestaron las llamadas?

No podíamos decirle que nos quedamos dormidas en un parque sin protección, si le decimos la verdad aumentará la vigilancia y ya no podríamos tener libertad ni para ir al baño.

-Papá, tranquilo, solo estábamos jugando voleybol en la escuela y los celulares lo teníamos en las gradas, perdimos la noción del tiempo y sin darnos cuenta la hora se nos hizo tarde.- Dijo Valentina salvando la situación.

-Esta bien, a la otra dejen un mensaje por lo menos avisando en dónde están o activen la ubicación de sus celulares.

-Ya no volverá a pasar.- Dije nerviosa.

Pasamos a la casa algo apresuradas.

-Alto ahí.- Dijo mi papá atrás de nosotras, dimos la media vuelta.- Hay algo que no me cuadra.

Tragué saliva.

-Si es que estuvieron todo el día en el colegio ¿Cómo es posible que compraste la combi?

Nos miramos las dos.

-¿Hay algo que me tengan que decir?

-Toshio me vendió la combi.- Dije sin pensarlo.- Lo trajo al colegio y empezó a negociar el auto con varios compañeros y a mí se me hizo atractivo y lo compre con tu tarjeta.

-Me queda claro, vamos a cenar.

Durante la cena Valentina y su mamá estaban hablando de cosas femeninas no opinaba nada porque no sabía mucho sobre el tema, mientras que Jonas y mi papá hablaban sobre la escuela y de la NFL que tampoco opinaba porque no sabía del tema; Desde ahí me di cuenta que no tenía realmente una interacción más profunda con ninguno de ellos, no me sentía excluida, era una especie de sentimiento que no podía explicarlo, tal vez podría soledad, no lo sé sinceramente.

Terminamos de cenar y después de ahí todos hacían sus cosas.

Mi papá siempre se encerraba en la biblioteca organizando papeleos, llamadas etc. Jonas se iba al cuarto de videojuegos, mamá se iba a la sala para practicar yoga, Valentina y yo íbamos al cuarto de video para ver una serie, película o aveces solo para hablar o tener sexo, está vez no sentía ganas de nada solo encerrarme en mi habitación.

Estaba apunto de entrar a mi habitación, sin embargo Valentina me habló.

-Que buena improvisación hiciste con la excusa que hiciste con mi papá.- Sonreí

-Gracias, tu también improvisaste muy bien.

-¿Qué vas hacer ahorita?

La verdad no tenía ganas de hacer nada o estar con alguien así que inventé una excusa.

-Me siento cansada, creo que me voy a dormir.

-Está bien, buenas noches.- Valentina mostró tristeza por la corta interacción que tuve hacía ella.

Cerré la puerta de mi habitación y me dirigí a la cama, cubrí mi cara con la almohada, sentía un dolor en mi pecho cómo si me avisara de alguna situación, no quería llorar, se suponía que iba terminar bien mi día, de tanto pensamiento destructivos que me pasaba por la cabeza me quedé dormida, no sé cuántas horas o minutos pasaron, sin embargo; me despertó un fuerte estruendo, Eran relámpagos estaba lloviendo, pasaron varios minutos desde que desperté y aún no podía conciliar el sueño, tuve recuerdos de mi infancia cuando era tiempos de lluvia y en la madrugada despertaba por culpa de los relámpagos y me iba directo a la cama de mi mamá.

Vi la hora desde mi celular era media noche, se escuchó otro relámpago que me puso la piel de gallina, salí de mi habitación y alfrente estaba la habitación de Valentina, me acerque a su puerta y di tres golpes, giré la perilla para abrir la puerta y la vi acostada durmiendo placenteramente, no quería interrumpir su sueño, antes de cerrar completamente la puerta Valentina se despierta.

-¿Isabel?

-Lo siento, no quería despertarte.

-Ven, no me dejes sola.- Valentina hace un espacio en la cama para acostarme con ella, me adentro a la habitación y me acuesto con ella, su cama se sentía calientito y acogedor así como en los viejos tiempos con mi mamá, ya extrañaba está sensación de protección y cariño. Valentina me abraza y me da un beso en la frente.

-¿Te da miedo los relámpagos verdad?

Mis lágrimas salían de mis ojos.

-No te preocupes cariño, yo te cuidare, duerme mi niña, mañana será un nuevo día.- Me aferré a su cuerpo como una niña con su mamá, me aferré a su cuerpo como si fuera protegerme de todo mal, ella me acariaba en modo de arrullo, segundos después me quedé dormida.

Mi preciado secreto (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora