Efectos del alcohol

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Nos veíamos con tanto cariño, imaginándome comiéndola a besos, algo que no podíamos hacerlo en público.

–Hoy a las seis será el evento y cuando se acabe seguiremos festejando en el club Abnner’s

–Estaré ahí contigo bebé.

–Lo sé.– Me acaricia la mejilla

El timbre suena.

Isabel rodea los ojos con fastidio.

–Odio ese timbre, corta nuestro momento.

–Y lo peor es que la clase de esta hora es geografía.– Dije con fastidio.

–Lo siento por ti.– la miré confundida.

–¿Cómo? ¿No piensas entrar?

–No, Toshio me va acompañar al taller mecánico para que le hagan una revisión.

–¿Lo vas a remodelar, verdad?

–obviamente, trataré de contactar con un diseñador de interiores pero primero al taller mecánico.

Después de tres largas horas de clases por fin había dado la hora de la salida.

En el pasillo me encontré Abril caminando de mala gana.

–¡Oye!

Grite, caminando hacia ella

–Hola, de nuevo.–Dijo sin ninguna expresión.

–¿Si  asistirás hoy en la tarde?.

–No, les dije a las chicas que tenía cólicos, trataron de convencerme pero les fue imposible.

– Estas mal con Sam pero no tienes que detenerte por ella, este es nuestro último mes de clases, los últimos días que vas a convivir con ellas, ya después todos nos vamos a distanciar por la universidad.

–Tienes razón, lo pensaré.

–Genial, ¿Quieres ir a comer?

–Si, claro, me parece un plan perfecto.

–Dios, se me olvidó que no tengo auto, hoy vine al colegio con Isabel en su combi y ella se fue.

–No te preocupes podemos irnos en mi auto y después te llevo a tu casa.

Abril y yo subimos a su auto después de cinco minutos sin decir nada, abril rompe el silencio.

–Cuando tenía ocho años mis padres me llevaron a un restaurante dónde vendían tacos y más alimentos de origen mexicano, ¿Quieres ir ahí?  para que no extrañes tu país.

No quería reírme para no ofenderla de su ingenio, simplemente no aguante la risa y reí.

–Soy colombiana, la mexicana es mi hermana Isabel.

–Lo siento, pensé que era al revés, es que casi no convivo con ustedes apenas me estoy llevando bien contigo.

–No te preocupes, si me gustaría ir en ese restaurante.

Abril se dirigió a otra dirección, después de diez minutos se estaciona, nos bajamos del auto y empezamos a caminar directo al restaurante, nos sentamos una mesa de dos, una chica nos da el menú.

–Hay variedad, no sé que pedir.

–Una vez Valentina me dijo que sus tacos favoritos eran de pastor, voy a pedir eso.

—Vale, yo también.

Ambas estábamos emocionadas por probar los tacos dicen que aquí en este restaurante son los más fieles al sabor y textura que cualquier otro restaurante mexicano de Manhattan

Mi preciado secreto (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora