Capítulo 89

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Izuku presiona sus labios un segundo, pensativo. Entonces sus esmeraldas iluminan. — ¿Sabes? ¡Hoy estoy invitado para un torneo de Kick Boxing! Uno de mis compañeros de trabajo competirá, ¿quieres ir? —inquiere activo.

Todoroki Shoto piensa un segundo. —Kick Boxing... —murmura mientras se levanta y comienza a lanzar patadas y golpes al aire. Una vez se detiene observa como madre e hijo le miran sorprendidos. —Está bien.

— ¿¡Todoroki-kun, prácticabas Kick Boxing!?

Shoto asiente. —Cuando tenía seis.

Todoroki e Izuku acaban a entradas del gran evento, en el mismo lugar en donde la noche anterior, Izuku vio a la enorme cantidad de yakuzas reunirse.

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Testosterona pura

Un gato blanco mueve su cola mientras su cabecilla choca en contra un chico que está sentado sobre el césped, apoyado en un árbol mientras está atento a lo que lee en su teléfono móvil.

Los ambarinos giran hasta abajo y un par de ojos verdosos le miran con largos bigotes blancos.

—Un gato. —susurra Kaminari Denki con cierta sorpresa dejando el móvil a un lado y comenzar a acariciarle de forma constante.

El minino en cuanto siente sus caricias se derrite y enseña su panza para que el chico continúe con las caricias.

En el rostro del rubio nace una sonrisa mientras sus ojos abren activos aún si se le observan ojeras. —Oye, amiguito. —dice mientras el peludo se resfriega contra el césped. — ¿Qué es el amor para ti? ¿Cómo sabes cuando te enamoras?

El parque está activo con una multitud de niños jugar y correr por doquier. Los gritos y risas decoran por completo el lugar con enormes rayos solares plantar raíces sobre la tierra.

Y el felino le observa inocente girando levemente su cabecilla al escuchar la pregunta de Kaminari. Eso le hace sentir estúpido.

—No me hagas caso. —dice dándole un poco más de cariño y tomar el móvil. —Supongo que amanecí un poco imbécil el día de hoy. —añade lanzando un amplio suspiro con sus ojos pendientes de la pantalla.

Y risas se escuchan más fuertes, un montón de niños corren huyendo de uno en particular. Es por eso que uno de ellos no demora en esconderse tras el mismo árbol en el que Kaminari está. El rubio se gira al sentir que le tocan el hombro.

— ¿Qué estás haciendo, hermanito? —inquiere el pequeño de no más de ocho años de forma curiosa observando la pantalla del móvil. — ¿Hmmm? —Sus ojos oscuros comienzan a leer de forma lenta las primeras palabras que captó. —Como... Saber... Si eres... Gay. —dice en voz alta.

Los ojos de Kaminari abren al instante en que se pone de pie con el impulso de un escalofrío. — ¿¡Q-qué!? ¡Por supuesto que no dice eso, niño! —exclama el rubio señalandole con el dedo con nervios evidentes. — ¡Dice cómo saber si eres un galán! —añade frunciendo su ceño.

Y el pequeño ríe travieso. — ¡Hermanito, tú definitivamente eres gay! —exclama sonriente mientras avanza hasta él y comienza a correr girando en círculos en torno a él. — ¡Gay, gay, gay!

El rostro de Kaminari palidece en cuanto da un paso. — ¡Que dice galán! ¡A-además, leer teléfonos ajenos está mal! —exclama tapando sus oídos y huir de ahí con su rostro extremadamente rojo.

Así fue como había llegado a pleno centro y se había perdido entre la multitud. —Ahhh... Qué pesadilla. —murmura avergonzado. —De todas formas, ¿de qué se trata eso de ser gay? No lo entiendo. —suelta en un mohín con sus mejillas aún ruborizadas y con sus manos guardadas en su canguro de bolsillo.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora