Dos días después.
Izuku Midoriya duerme plácidamente sentado a un lado de Bakugou quien persiste en la camilla, su rostro está lleno de heridas pero la inflamación ha disminuido notablemente, solo quedan los tintes violetas y verdosos proveniente de los hematomas de la confrontación con Twice.
Es entonces que por un agarre brusco en sus mejillas despierta asustado. Sus esmeraldas adormiladas abren y brillan intensamente en cuanto ve la causa del agarre.
Es Bakugou Katsuki quien yace con sus ojos escarlatas tan abiertos y de forma tan amenazante que su propia aura desprende sed de sangre.
— ¿Qué demonios te sucedió en la maldita cara, Izuku?
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¡Es una promesa de sangre!
A pesar del gran desencanto y desilusión que la academia Yuei se había llevado con el accidente directo sobre su profesor de matemáticas, había algo evidente que la gran mayoría intuía con solo conocer un poco la situación.
Bakugou Katsuki era un jodido súper humano. Era un espécimen extraño que luchaba a puño limpio contra la inmortalidad.
— ¿Has escuchado el dicho, mala hierba nunca muere? —Inquiere Kenjirou con felicidad y alivio grabado en su mirada mientras enciende un cigarrillo, observando hacia las nubes.
Se había enterado que Bakugou estaba despierto solo y exclusivamente por el grito que había lanzado recientemente y el ajetreo de los médicos en la zona. Su corazón azota contra su pecho feliz intentando ser paciente e ir a verlo en cuanto su médico tratante diera el pase.
El profesor de ciencias se reincorpora estando antes en cuclillas, apoyado en contra la pared del centro hospitalario y chasquea la lengua ante la acción de su acompañante. —No fumes cerca de mi preciado oxígeno. —dice de un arrebato quitando el cigarrillo de la boca del pelirrojo, apagarlo y pisotearlo con asco. —No lo vuelvas a hacer, estás advertido. —amenaza desprendiendo de sus ojos oscuros desagrado.
Kenjirou abre sus ojos impactado por lo que acaba de presenciar. — ¡Oye! —exclama frunciendo su ceño sin importarle nada de lo que él acaba de decirle. Estampa su diestra a un lado de la pared en la que él está de inmediato y con amenaza evidente nacer de su cuerpo. — ¡Ese era mi último cigarrillo, gran pedazo de imbécil! —gruñe señalandole con el dedo, furioso. — ¡Me lo vas a tener que pagar! —emerge de Kenjirou mirándole con desagrado. —Ahora.
El pelinegro le mira con cara de pocos amigos. —Seguro. —suelta distante mientras ajusta su chaqueta y se aleja de la palma azotada de Kenjirou a su lado. — ¿Prefieres efectivo o transferencia? —agrega sarcástico pasando de él.
Kenjirou frunce aún más su ceño en cuanto le ve con intenciones de irse. — ¡Genial! Vienes, apagas mi último cigarrillo que iba a fumar para festejar el despertar de mi mejor amigo... ¿¡Y ni siquiera te quedarás aquí conmigo!?
— ¿Ah? —suelta el pelinegro mirándole por el rabillo del ojo. — ¿Por qué debería hacerlo? Iré a darle mis buenos deseos a la mala hierba.
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Diez minutos antes
Izuku Midoriya, distraído y tan feliz que no lo soporta no se molesta en responder, quita el agarre de los dedos de Bakugou sobre sus mejillas y se lanza a sus brazos. Le abraza intensamente en el momento en que comienza a llorar desconsoladamente. Olvida por completo la herida, se olvida de todo.
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¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦
Fanfiction«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosas cambien.» ______________________________________________ ×YAOI (chicoxchico) estás advertido en caso de que no compartas este tipo de gén...