Capítulo 43

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|Análisis|

Katsuki notaba cómo de reojo Izuku le observaba de manera detenida, mientras escribía un par de cosas en su bloc de notas sonriente.

Fue entonces cuando sonrió, completamente encendido.

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Uraraka tragó saliva, aparentemente nerviosa. —Todoroki-kun... —susurró.

Todoroki le miró, dejando su lápiz a un lado para detener su escritura sobre su cuaderno.

— ¿N-no sientes que Bakugou-sensei tiene una sonrisa aterradora en estos momentos? —preguntó, observando aterrada a Bakugou.

Todoroki miró a Bakugou neutral.

Entonces se giró, para observar a la castaña.

—Sí. —respondió. —Se parece a la sonrisa de un asesino serial que vi hace tiempo en un documental. —añadió, para continuar realizando los ejercicios.

—Qué miedo... —soltó Uraraka con un escalofrío en su espalda.

Su profesor a veces daba miedo, mucho miedo.

Pero entonces de pronto uno de sus compañeros se levantó sin problema alguno.

Y avanzó hacia él sonriente.

Uraraka no podía creer como aquella persona era incapaz de leer ambientes.

¡Era un pésimo momento para acercarse a él!

— ¡Sensei! —exclamó, apegando ambas manos en el gran escritorio causando ruido.

Bakugou alzó su mirada.

Entonces, observó a Ashido mirarle emocionada.

— ¿Qué? —preguntó, desviando su mirada al teléfono.

No tenía ganas de una puta mierda.

Odiaba cada maldito segundo que pasaba. Lo aborrecía desde lo más profundo de su ser.

Lo único que quería hacer era llegar a su jodido apartamento para dormir.

Pero entonces, su alumna no le respondió.

Alzó nuevamente su vista para mirarle otra vez, estando aún ahí, sonriente.

Soltó un suspiro y rodó los ojos.

— ¿Tienes alguna duda? —preguntó nuevamente, notando cómo su alumna le miraba en silencio, emocionada y pendiente de cada movimiento que hacía Bakugou.

— ¡Sí, pero no es académica! —exclamó.

Bakugou frunció el ceño y despegó su mirada del celular.

— ¿Hah? —soltó. — ¿Qué demonios quieres decir con eso?

Ashido se ensimismo sobre él. — ¿¡Pudiese ser posible que sensei hubiese estado en Francia hace meses atrás!? —preguntó emocionada. Entonces se enderezó y mantuvo sus manos en sus caderas. — ¡No lo creería! Mi mamá le vio pasar hace un par de días en la academia, entonces le conté que usted era mi profesor de matemáticas, ¡ella no podía estar más impresionada!

Bla, bla, bla, bla, bla.

Bakugou no entendía una puta mierda y su alumna lo estaba mareando de tanta palabra que escupía desde su boca.

Lo único que sacó de tanta mierda que le hablaba, era algo de Francia.

Un leve tic bajo su ojo izquierdo nació y su alumna seguía hablando con total confianza.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora