«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosas cambien.»
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×YAOI (chicoxchico) estás advertido en caso de que no compartas este tipo de gén...
—Muy bien chicos, hablamos mañana. —Se despedía Izuku de Uraraka, Iida y Todoroki, subiendo al metro sonriente. Atesoraba sus ahora dos puntos extras en matemáticas. Llegaría feliz a casa, nuevamente.
Inko apenas se enteró, abrazó a Izuku, apretándolo a más no poder dando vueltas feliz con el chico entre sus brazos.
—M-Mamá, me mareas —se quejó el peliverde, cogiendo aire apenas fue dejado libre por su madre.
— ¡Estoy tan contenta y orgullosa cariño! —exclamó feliz su madre, mientras se aproximaba al sofá con una lagrimita en su rostro.
—Bakugou-sensei es muy bueno, mamá —respondió sonriéndole.
Bakugou-sensei. Aquello retumbaba en la mente de Inko quien de forma repentina e inesperada se puso seria, sentándose como saco de papas en el sofá.
— ¿Sucede algo, mamá? —preguntó preocupado el pecoso, tocando suavemente el hombro de su madre.
— ¡A-Ah! No, no, cariño. —respondió deprisa, mientras se ponía de pie para servir el almuerzo. —Vamos a comer —habló de manera cariñosa. Cualquiera diría que repentinamente sus ojos se habían cubierto de nostalgia.
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Era un nuevo día y Aizawa lo sabía, llegó con seriedad a la sala de profesores.
— ¡Hasta que al fin llegas, Aizawa! —exclamó con felicidad Present Mic, el actual profesor de música de la academia, apoyándose con confianza en la espalda de Aizawa, quien le miraba de reojo.
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—Hola otra vez. —dijo sin más preparándose un café cargado.
—Me parece que alguien no durmió bien anoche —comentó Present Mic notando la acción del pelinegro, pues era costumbre que Aizawa bebiera su jugo antes de clases, no un café cargado.
—Felicidades, has adivinado —respondió con desgano sin desviar su mirada de la taza, observando como el café caliente caía de manera lenta sobre su taza blanca con pequeñas orugas dibujadas. Había sido regalo de sus alumnos.
—Oye, oye —habló animadamente el rubio, sentándose en la inmensa mesa, con estilo.
Aizawa solo desvió su mirada de su taza hacia Present Mic por solo un segundo, para después continuar con su taza, sentándose en aquella mesa, revolviendo el café con una pequeña cuchara y apoyar su cabeza en su brazo izquierdo.
Present Mic sabía que eso era suficiente para saber que su colega le estaba escuchando.
—Nedzu quiere hablar contigo, —prosiguió. —bueno no quiere, lo exige. —corrigió sonriente, con sus manos tras su nuca. —Te espera en su oficina.
